Referéndum en Reino Unido
CESIÓN PASIVA DE SOBERANÍA
El señor Moratinos ha manifestado, como defensa a ultranza de su viaje insólito a Gibraltar, que no ha ido allí a hablar de soberanía. Es evidente que su entrada en la colonia británica como ministro de Asuntos Exteriores de España solo estaría justificada, precisamente, para hablar de soberanía y buscar la fórmula de acabar con la situación colonial, absolutamente anacrónica entre dos países de la Unión Europea. Su visita y esa vergonzosa foto estrechándose las manos entre los tres interlocutores como dando a entender que están de acuerdo en todo lo tratado en el Foro de Diálogo es muy grave porque esos gestos pueden dar lugar a que los otros interlocutores y la comunidad internacional incluso, con elemental lógica, puedan interpretar que el «statu quo» actual es de plena conformidad de los españoles y su Gobierno. ¿Cómo se puede decir que el ministro de Asuntos Exteriores visita la colonia históricamente reivindicada por España por mil procedimientos y que se va de allí sin decir ni pío de la situación colonial? Lo malo de todo esto es que esta visita no obedece a un error del responsable de la cartera de Exteriores. Lo grave de esto es que obedece, sin duda, a esa política adanista del señor Zapatero, que siempre trata de hacer algo distinto a lo que han hecho sus predecesores, dando lo mismo que fuera en la dictadura, en la democracia por los gobiernos de UCD, del PSOE o del PP. El caso es inventar algo nuevo, aunque luego haya que rectificar ciento ochenta grados como tuvo que hacer con los papeles para todos de la inmigración, con la negociación con ETA, con la memoria histórica, y como va a tener que hacer con la financiación autonómica y con tantas iniciativas absurdas, cuyo único objetivo es singularizarse, creyendo que así puede asegurar su permanencia en el poder «sine die». Esa reunión tripartita no tuvo ni siquiera la más mínima consideración hacia nuestro país. Las banderas británica y gibraltareña ondearon durante todo el día en la roca. Ni siquiera, por cortesía diplomática, ondeó una bandera rojigualda. Además del bochorno con que el señor Moratinos nos ha ofendido a todos los españoles con su visita, el resultado de la misma para España ha sido absolutamente nulo. Un episodio que sólo cabe calificar como una cesión pasiva de la soberanía.
* Juan Manuel Albendea es diputado del PP en el Congreso
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