Chicos malos

Debutó en 2006 con «Memorias de Queens», ese tipo de producciones indies sobre chicos guapos y malos que en Sundance siempre suelen rascar la pedrea. Ahora, Dito Montiel vuelve por las mismas con «Puños de asfalto», un drama de acción a puñetazo limpio que con el pretexto de las peleas ilegales narra las vicisitudes de Shawn (Channing Tatum), un chico de pueblo que aterriza en Nueva York sin un dólar y que vende objetos de marca falsificados. Pero la suerte le cambia cuando conoce a un timador profesional (Terrence Howard, que se limita a enchufar el piloto automático), quien, tras echarle un vistazo a la imponente fachada del joven, decide introducirlo en el circuito del boxeo sin guantes ni calzón corto. El arranque tiene su aquel con unas veloces y broncas escenas; sin embargo, la película cae más tarde en casi todos los tópicos del género; incluso desarrolla la consabida historia de amor entre el protagonista y Zulay («que rima con Hawai», dice Shawn en un alarde de proeza verbal), otra buena mujer con una abuela bastante almodovariana, por cierto. A lo que íbamos: no olviden la cara ni el nombre de Tatum, porque a partir de ahora dará que hablar. Protagoniza los nuevos estrenos de Michael Mann, Stephen Sommers y Lasse Hallström, y tantos no pueden andar equivocados. Y aunque ya sólo sea por su físico...