Joyería
Con el lujo en los genes
Si viven en Madrid, fíjense en la enorme joyería que hace esquina entre las calles Serrano y Goya. No es la única, pero sí la más emblemática tienda de la familia Perodri, la misma que ahora, capitaneada por los hijos del fundador, afronta el futuro con nuevos proyectos. Cuando llegamos a la puerta después de sortear socavones, zanjas de todos los tipos y un ruido infernal, bendito Gallardón, enseguida nos recibe Susana, perfecta anfitriona a la que ganas dan de piropear nada más entrar. Pero no, decidimos aguantar el fervor y limitarnos a contemplar diamantes como quien entra en la ferretería a comprar un par de tuercas. Aunque hizo sus pinitos en otras tareas por ver si la cabra no tiraba tanto al monte, Susana ha acabado metida de cabeza en la joyería familiar, una pasión que disfruta desde niña y que ahora recuerda con un brillo en los ojos que ríanse de lo que hay en las vitrinas. Hablamos, cómo no, de la crisis, de si tanta recesión afecta al negocio de las joyas, pero ella nos dice que sólo un poco. Quien tenía muchísimo dinero ahora quizá debe conformarse con mucho, pero sigue comprando joyas e invirtiendo en piezas que nunca pierden su valor. Porque de eso se trata el asunto: mientras la alta bisutería no es más que flor de un día, Susana defiende la cotización al alza de lo que aquí nos rodea. Además, aclara que en su casa cualquier pieza puede hacerse por encargo. ¿Que no le llega el presupuesto para una sortija con diamantes de tantos quilates? No hay problema: ellos realizan el mismo diseño rebajándole algunos ceros al precio final. Y otro detalle, por si no se encuentra entre los millonarios que pagan al contado: también existe financiación en la compra de joyas. Y de relojes, que al final el periodista muerde el anzuelo y comienza a calcular cuánto tendría que subir el préstamo hipotecario para calzarse un Rolex. Susana, tan buena conversadora como vendedora, jalea el momento y hasta sacaría la calculadora si no fuera porque el tiempo apremia. Acaban de reinaugurar la tienda, sin miedo a la crisis ni a las zanjas de ahí fuera, y hoy toca celebrarlo con una comida que, trabajo obliga, nos vemos obligados a no catar. Bajo la batuta de la genial Carmen Valiño, la misma que nada más llegar nos ha servido unas copas de champán para celebrar el encuentro, comienza esta nueva etapa de los Perodri. Los mismos que, días después, ejercieron como anfitriones junto al equipo de Rolex en el concierto de Lenny Kravitz, celebrado durante el Masters de Tenis de Madrid. Allí, en nuestro segundo «round» junto a Susana, ya no le dijimos que podría ser incluso la imagen de su propia marca, una «top model» con sello de la casa. Pero al menos nos hicimos una foto juntos, una de esas con carteles detrás como si fuésemos estrellas del rock. A todo lujo, vamos.
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