Debate Estado Nación
Núñez Feijóo: «Deberíamos aplazar el debate de la financiación por la crisis»
–¿Planteará una reforma del Estatuto gallego como presidente de la Xunta?–El PP propondrá una actualización constitucional del Estatuto de Galicia, después de 26 años de vigencia. Pero no es una prioridad del Gobierno porque tampoco lo es de los ciudadanos.–¿A qué afectará esa actualización?–A establecer nuevas competencias, como la de la autopista del Atlántico, y a realizar ajustes en determinadas instituciones.–Para cuando planteen esa actualización es de esperar que ya habrá sentencia del TC sobre el Estatuto de Cataluña. ¿Se mirarán en ese espejo?–La sentencia del Tribunal Constitucional determinará el marco estatutario y nosotros nos moveremos dentro de esos límites siempre y cuando respondan a los intereses de Galicia y a nuestra visión de España. Los gallegos nos sentimos españoles y estamos muy cómodos dentro de una nación solidaria. Nuestro modelo no es el catalán.–¿Usted se siente más español o más gallego?–Eso es como cuando le preguntas a un niño si quiere más a papá o a mamá. Cuando llegan al colegio ya saben que no deben caer en la trampa de esa pregunta.–¿Cree que la gestión está por encima de las ideologías?–No hay que elegir entre una cosa u otra. Un partido ganador es aquel que es capaz de defender unos principios que conectan con la mayoría y que, a la vez, ofrece un programa de gestión eficiente.–Entrando ya en la política nacional, ¿de esta crisis se puede salir sin un pacto de Estado entre los dos principales partidos?–El PP ha intentado el acuerdo, pero el Gobierno no quiere. Y no se nos puede pedir que nos callemos cuando el Gobierno insiste en seguir un rumbo que no es el adecuado para la grave enfermedad que sufre nuestra economía. No hay medidas estructurales, no hay acuerdo con las organizaciones sindicales y empresariales, no hay políticas de contención del gasto corriente… Gobernar significa liderar y en estos momentos el Gobierno no lidera a la sociedad española.–¿Vamos camino de una moción de censura de su partido a final de año?–Antes hay unas elecciones europeas muy importantes, ya que serán unas primarias de las próximas generales. Los ciudadanos tienen la oportunidad de pronunciarse sobre el Gobierno y sobre la situación política. Y tanto el Gobierno como el PP deben hacer sus valoraciones del resultado de esos comicios y diseñar una hoja de ruta.–¿Una hoja de ruta en la que si el PP gana, habrá moción de censura?–Es una decisión que compete al presidente de mi partido. De momento, lo que hay que valorar es que las elecciones de junio son de carácter nacional y que, por tanto, deben leerse desde esa clave.–¿Qué piensa de las propuestas que está haciendo la patronal para hacer frente a la crisis?–El problema de la patronal y de los sindicatos es su soledad, ya que no hay un Gobierno con criterio que lidere la negociación. El objetivo debería ser buscar un pacto entre las posiciones de estos tres vértices del triángulo. Pero hoy, a diferencia de los Pactos de la Moncloa, tenemos un Ejecutivo ausente y que se inhibe, en lugar de asumir su responsabilidad.–Pero la patronal sí ha dicho lo que quiere hacer. ¿Le suena bien su música?–La patronal plantea soluciones desde su óptica.–¿Que no es la suya?–Que tiene que ser completada con la óptica política y con la sindical. Si el PP estuviera en el Gobierno, plantearíamos a empresarios y a sindicatos un escenario de contención del gasto público, de incremento de un porcentaje máximo del Presupuesto, de reformas fiscales y tributarias para las rentas bajas y para pequeñas y medianas empresas… Es decir, pondríamos encima de la mesa nuestra propuesta frente a la crisis, cosa que no ha hecho el Ejecutivo.–En su plan anticrisis no detallan la reforma laboral que ustedes defenderían. Entenderá que dé la impresión de que nadie quiere ponerle nombre y apellidos a ciertas medidas para no asumir el coste social.–La responsabilidad de gobernar es del Gobierno, no de la oposición.–¿Qué piensa del papel de los sindicatos ante esta espiral de destrucción de empleo?–Desde los Pactos de la Moncloa han estado a la altura de las circunstancias. Y hoy nuestro problema no son los sindicatos, sino que no hay un Gobierno con un proyecto político para contrastarlo con el de los agentes sociales.–Otro debate abierto es el de la financiación autonómica. ¿En esta situación económica es oportuno repartir más dinero entre las comunidades?–Todos debemos hacer un esfuerzo, pero al Estado le corresponde hacer el primero porque los servicios públicos se prestan en las comunidades autónomas. Dicho esto, creo que el presidente del Gobierno debería pedirle un esfuerzo a los presidentes autonómicos en lugar de dar lo que no tiene y, probablemente, sería conveniente aplazar durante un tiempo la definición de cuánto dinero más necesitamos. La única prioridad inaplazable es garantizar el umbral mínimo necesario para mantener los niveles de equidad en la prestación de los servicios públicos esenciales. Lamentablemente, el PSC manda mucho y está condicionando un modelo de financiación en el que deberíamos participar todos.–¿Las comunidades del PP aceptarían retrasar el debate de la financiación?–El gran pacto de la financiación autonómica deberíamos hacerlo en un escenario distinto a éste, aunque ahora haya que arreglar algunas tensiones por la Ley de Dependencia y por el desarrollo de las competencias sanitarias.–Dicen que usted representa un nuevo PP, y que incluso puede ser el sucesor de Rajoy.–Soy consciente de que las modas son pasajeras. Hemos ganado una liga muy importante, que es la de las elecciones gallegas. Pero esa liga ya es historia, y ahora estamos en otra en la que está en juego el trofeo de las europeas. Un dirigente político no debe dejarse llevar por una moda pasajera. Mi obligación es gestionar bien Galicia y que el PP de Galicia contribuya al triunfo del PP de España.–¿Pero se identifica con esa etiqueta de representante de un PP más moderno y más centrado que se le ha colgado?–El PP que yo represento es el que salió del Congreso de Valencia, es decir, un partido que conecta con la sociedad, que sin renunciar a sus principios básicos, discute menos de puertas adentro y escucha más a los ciudadanos, y que se mira menos el ombligo para mirar más hacia el horizonte. Los partidos que representan al pasado pierden las elecciones, y los partidos que representan al futuro ganan las elecciones.–¿Se haría una foto con Fraga y sus consejeros, como Rajoy y Mayor Oreja se la han hecho con Aznar y sus ministros como «aval de futuro»?–Fraga forma parte del patrimonio político de España. ¿Cómo no voy a respetar al presidente fundador del PP y a quien ha ganado todas las elecciones a las que se presentó en Galicia? Fraga es la voz de la experiencia a la que siempre hay que escuchar. Pero las generaciones cambian. Yo he cogido el relevo de Fraga y cada día queda menos tiempo para que entregue mi testigo al siguiente relevo generacional. No hay fracturas, sino una evolución constante. Cuando hace tres años me hice cargo del PP de Galicia me marqué como objetivo liderar un relevo generacional, que las urnas han avalado y que no puede frenarse.–¿Pero se haría la foto con Fraga? ¿Y le parece oportuna la del Gobierno del 96?–Me he hecho muchas fotos con Fraga y estoy dispuesto a hacerme muchas más. Y la fotografía del Gobierno del 96 simboliza un equipo y una política que sacaron a España de una muy difícil situación económica heredada del PSOE. En España somos demasiado cainitas con nuestros presidentes del Gobierno. Cada presidente tiene un hueco en la historia que merece ser respetado y los Ejecutivos del 96 y del 2000 representan una idea constitucional de España y el éxito de una política económica.–¿Le parece una buena estrategia la de Mayor Oreja de intentar que Aznar tenga protagonismo en estas elecciones europeas?–Cada candidato tiene libertad para enfocar su campaña electoral. Mayor Oreja tiene todo el derecho a apoyarse en quien considere oportuno para conseguir votos. Y, por supuesto, no tenemos que avergonzarnos de nuestro pasado.–Como defensor del relevo generacional, ¿cree que el de Rajoy no puede estar en alguien de su generación?–El objetivo del PP es que Rajoy gane la Presidencia del Gobierno de España. Hoy todo lo demás es hablar de ciencia ficción.–«Caso Gürtel» para terminar. ¿Esa regeneración que usted proclama no choca con el desgaste político que se deriva de la imagen de cercanía a determinadas malas compañías que hoy están en la cárcel?–El PP ha aprendido la lección de que siempre habrá personas que se acercarán al partido para aprovecharse de él y satisfacer sus intereses económicos personales.–¿Qué reflexión le han provocado las graves acusaciones que Garzón vierte en sus autos contra piezas fundamentales de su partido como Camps, Bárcenas o Galeote?–Una cosa es el prejuicio y otra el juicio. De momento hay mucho prejuicio y a mí me gusta esperar a ver cómo terminan las cosas y no quedarme sólo con cómo comienzan. Por tanto, las valoraciones debemos hacerlas en base a las sentencias judiciales y no en función de autos judiciales. Ahora bien, el PP tiene que estar más alerta frente a quienes se le acercan en busca de beneficios personales.–Interpreto que es partidario de que no se adopten medidas internas hasta que haya sentencia firme, aunque se confirme la imputación de los principales implicados por Garzón.–Si confundimos un auto con una sentencia el sistema judicial carecería de los principios de garantía. Hay muchos autos que luego se quedan sin efectos. El PP se ha tomado con seriedad este asunto y está actuando con diligencia, pero también está sabiendo aplicar el sosiego que requieren temas tan complejos. Rajoy ya ha dicho que no amparará ninguna conducta delictiva. Por eso hemos actuado en aquellos casos en los que sospechamos que podía haber conductas delictivas, y, al mismo tiempo, defendemos a aquellas personas en las que creemos en su honorabilidad.–¿Cree en la honorabilidad de Camps?–Sí, sin ninguna duda.–¿Y en la del tesorero nacional?–No tengo la misma relación de conocimiento y de proximidad que con Camps, pero le veo muy seguro de lo que dice y de lo que hace.–¿Y Galeote?–También le veo muy seguro de lo que dice y de lo que hace. Si tenemos que exigir responsabilidades lo haremos, pero no se nos puede pedir que condenemos por adelantado a cualquier persona que aparece mencionada en un auto judicial. Y si alguien quiere encontrar una Filesa en el «caso Gürtel», se equivoca.
«Estoy abierto al pacto con todos»–¿Qué es el bilingüismo amable que usted promueve? ¿Garantiza que quien quiera estudiar en castellano en Galicia lo pueda hacer?–El bilingüismo amable es el bilingüismo de la calle, donde no hay conflicto y cada uno habla como quiere. En Galicia no hay problemas ni con el castellano ni con el gallego, sino con el inglés y con cómo lo convertimos en una lengua vehicular.–¿Pero eso quiere decir que se respetará la libertad de elección de los padres?–El objetivo general es que se cumpla el principio legal de que al final de cada ciclo educativo se han de conocer los dos idiomas, pero respetando la libertad. Plantearemos un nuevo decreto, previa consulta a los padres, sobre en qué idioma creen que deben implantarse las asignaturas troncales.–¿Intentará llegar a acuerdos con el BNG?–Nos gustaría recuperar el consenso lingüístico y llegar también a acuerdos para hacer frente a la recesión económica. Estamos abiertos al pacto con todos, pero el pacto no puede ser a costa de nuestra lealtad a la Constitución ni de que traicionemos nuestro programa electoral.–¿Cuáles son sus prioridades para los cien primeros días?–La puesta en marcha del plan de austeridad: ya hemos ejecutado una reducción del 25 por ciento de las consellerías y del 47 por ciento de altos cargos. La reducción del 50 por ciento del Impuesto de Transmisiones para familias numerosas y menores de 35 años que adquieran una vivienda. Y la modificación del decreto del uso del gallego. También impulsaré un plan de competitividad para hacer frente a la crisis.
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