Víctimas del Terrorismo
Defendían la Constitución
Fernando Trapero ha muerto después de cuatro días de agonía por haber defendido la libertad de los españoles. Como su compañero Raúl Centeno, que falleció el mismo sábado en que ambos fueron acribillados a balazos. Los dos se hallaban en Francia defendiendo la Constitución, nuestro sistema de libertades, nuestra España democrática. Y por esa misma razón quienes aprovechan su sacrificio para clamar estos días contra la democracia, para maldecir nuestra Carta Magna y nuestra libertad, para pasear sus símbolos y proferir sus gritos preconstitucionales –o sea anticonstitucionales–, para sabotear las concentraciones convocadas en su memoria, están traicionando los valores y los principios por los que han caído Fernando Trapero y Raúl Centeno. Están traicionando a las víctimas del terrorismo y a quienes estamos amenazados de muerte en el País Vasco. Están traicionando a ese «Orden» y a esa «Ley» que invoca la letra del himno de la Guardia Civil. Son pocos, pero los suficientes como para oscurecer una concentración, una manifestación, un acto de homenaje a las víctimas o de rechazo a la negociación del Gobierno con ETA. Son los suficientes para servir al Gobierno y a su negociación, para que ésta se perpetúe y el Gobierno no se vea obligado a rectificar y nos descalifique a todos los que reclamamos una rectificación. Son los suficientes para ayudar incluso a la ETA que dicen denostar. Porque ¿qué más quiere ETA que la respuesta a sus atentados sea el brazo en alto? ¿Qué más quiere Ibarretxe que salga ese totalitarismo pintoresco y residual a la calle para así justificar el suyo propio que es igual de pintoresco pero no tan residual?
Sucedió el pasado domingo durante la concentración del Foro Ermua en la Plaza de Colón de Madrid, como sucede en muchas otras concentraciones y actos constitucionalistas. Un reducido grupo de la extrema derecha aprovechó la ocasión para alzar esos bracitos y lanzar esos grititos que no alzarían ni lanzarían sin capuchas ni protección en las calles del País Vasco por donde circulamos cotidianamente, no un día al año, los escoltados; para insultar y desafiar al propio Foro Ermua, para que las cámaras de La Cuatro y de lo que se tercie completaran el trabajillo enfocándoles bien y dando a entender que eso es el Foro Ermua paradójicamente o que los únicos que piden la ilegalización de ANV son los fachas, los nazis, los frikis de la nostalgia franquista.
Defendían la Constitución y por eso los asesinaron. No se insiste lo bastante en este aspecto ni se sabe reflejar en los medios de comunicación lo que es la Guardia Civil. Se cuenta que hubo gritos en el funeral de Raúl Centeno, pero no se dice cómo sus compañeros permanecían firmes, disciplinados, contenidos y serenos. No se cuenta cómo fueron ellos los que acallaron esos gritos contra el Gobierno con unas palabras muy genuinas de ese Cuerpo: «Los gritos fuera, aquí respeten el lugar». Conocerlos es respetarlos y es amarlos y es admirarlos, admirar a esos chavales que contradicen el tópico del joven inútil que vive en casa de sus padres sin pegar ni golpe. Fernando Trapero y Raúl Centeno eran la antítesis de ese tópico y los asesinaron porque defendían nuestra libertad, porque esa libertad le hace daño a ETA; porque son los que hacen posible que en el País Vasco los que no somos héroes como ellos podamos levantar la voz.
✕
Accede a tu cuenta para comentar