Escritores
Desencontrados
No hay manera. Hombres y mujeres seguimos en distintas órbitas. Somos diferentes, sin duda. Pero ahora que la mayoría de las mujeres luchamos por nuestra independencia y libertad, se nota más. Porque antes, la abnegación y la dependencia económica escondía una bomba aletargada. Ahora, las chicas ya no se callan. Y no van a soportar vivir bajo el yugo de un compañero al que no consideran superior. Para los hombres esta situación tampoco resulta nada fácil. No terminan de comprender qué pasa. Muchos incluso se sienten víctimas de esta poderosa revolución femenina. Pero no tiene marcha atrás, de verdad, o le echan un par y dan el paso o nos vamos todos a freír soledades.Y ahondando volvemos a la Educación. Creo que en los colegios, en las familias nuevas, se está intentando transmitir la igualdad entre sexos. Otra cosa son los mensajes ocultos, la cultura, los ancestros. Les doy dos ejemplos muy obvios: en los libros de texto, en los cuentos, en las historias orales, se sigue transmitiendo a los críos que la madre está en casa y el padre está en el trabajo. Que el padre pone orden y la madre ternura. En los juegos también se discrimina, o al menos no se les orienta. Según mi hija, la mayoría de los niños juega al futbol en el recreo, mientras que la mayoría de las niñas juega a otras cosas. Quizá ha llegado el momento de empezar a sacar a la luz lo mejor de la diferencia. Aceptando que lo mejor de cada sexo no puede ser lo mejor en general. Es estupendo tener fuerza física, de acuerdo, hay que bregar con muchos pesos. Pero es también estupenda la fuerza mental que tienen la mayoría de las mujeres para cuidar a la tribu. Las cosas han cambiado afortunadamente, pero mis amigas más jóvenes siguen quejándose con amargura de sus parejas, siguen sintiéndose explotadas y medio solas. Hombres nuestros, poneros las pilas. Os vamos a querer más.
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