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El cambio climático amenaza de hambre al planeta

El aumento de las temperaturas en todo el globo arruinará las cosechas de cereales de las zonas tropicales y subtropicales
El aumento de las temperaturas en todo el globo arruinará las cosechas de cereales de las zonas tropicales y subtropicaleslarazon

La mitad de la población mundial se enfrentará a una epidemia de hambre en 2100. El aumento de las temperaturas en todo el globo arruinará las cosechas de cereales de las zonas tropicales y subtropicales, donde hoy en día viven tres mil millones de personas, pero se estima que vivirán seis mil millones a principios del siglo XXII.
Un estudio estadounidense que publica la revista «Science» demuestra que los veranos de dentro de varias décadas serán más calurosos de lo que se ha vivido nunca, lo que reducirá la producción de los principales cereales –maíz y arroz– entre un 20 y un 40 por ciento.
El área que se verá más afectada por este calor extremo va desde el sur de Estados Unidos hasta el Norte de Argentina –una latitud desde 35 grados al Norte hasta 35 grados al Sur del Ecuador– e incluirá también el norte de India, el sur de China, parte de Australia y toda África. En España, los veranos a partir de 2080 superarán las temperaturas máximas registradas históricamente con una probabilidad mayor al 70 por ciento, según el modelo predictivo desarrollado para este estudio por los investigadores David Battisti, de la Universidad de Washington, y Rosamond Naylor, de la Universidad de Stanford.
Aunque el mayor impacto del calentamiento global lo sufrirán en las zonas más pobres –que son además las que más rápido crecen en cuanto a población–, el eterno verano que nos espera supondrá un problema también para otras zonas del mundo, dicen los autores que, como ejemplo, citan la ola de calor que afectó al oeste de Europa durante el verano de 2003 y que acabó con la vida de 52.000 personas. En Francia, donde las temperaturas subieron una media de 3,5 grados, el cultivo de cereales se redujo un tercio.
La buena noticia es el margen de tiempo del que se dispone, casi un siglo: «Es el momento de invertir en la adaptación de cosechas y desarrollar nuevas variedades de cultivo que resistan el calor», concluye Naylor.