Audiencia Nacional
El juicio que ETA quiso parar
MADRID- El sumario 18/98 no ha sido uno más entre los centenares que se han instruido contra ETA en la Audiencia Nacional. Ha sido «el sumario», una de las principales razones de ser de la izquierda abertzale durante casi dos años, el instrumento elegido para desafiar la autoridad del Estado a todos los niveles. Una apuesta doble contra nada. Porque lo que se ha juzgado en la Audiencia Nacional no ha sido simplemente a medio centenar de personas más o menos afines a ETA y a su doctrina, sino la estructura al completo del nacionalismo radical, esa que sostiene a ETA y sin la que la banda terrorista difícilmente podría sobrevivir. Lo que se ha juzgado, como dijo el juez Garzón, ha sido «el estómago, el corazón y la cabeza» de ETA: los «aparatos» político, financiero, mediático e internacional.
Negociación
Por eso no es de extrañar que el juicio se haya prolongado por espacio de año y medio, que la izquierda abertzale lo haya entorpecido hasta la extenuación en una vano intento de que fracasase. Plantes de los acusados, enfrentamientos de éstos con las víctimas del terrorismo...; los proetarras han echado mano de toda argucia que tenían a su alcance para dar al traste con el proceso, paradigma en el mundo proetarra de la «represión» del Estado y planteado en términos de pulso teñido de tintes de supervivencia. Tan emblemático, que durante el fallido proceso de diálogo entre el Gobierno y la banda terrorista fueron constantes los llamamientos de la izquierda abertzale para que fuese suspendido como «gesto de buena voluntad» del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero.
El listado de incidentes que han acompañado al juicio es casi interminable. En septiembre del pasado año ya se habían registrado más que procesados hay en la causa, que siendo 54, no son pocos. Las defensas llegaron a recusar al tribunal una semana después de que se iniciara el juicio, lo que provocó la indignación de los magistrados, que les acusaron de querer «dilatar» el proceso.
Infartos y accidentes
Por no hablar de los incontables accidentes con los que se ha tropezado el proceso: el accidente de tráfico sufrido por nueve de los procesados en diciembre de 2005, el infarto de otros dos y la muerte de uno de ellos, el histórico dirigente de HB Jokin Gorostidi, o la fractura de una pierna de la presidenta del tribunal, la magistrada Ángela Murillo.
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