Literatura

Albania

El universo en una aldea

La Razón
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Lleva tanto tiempo Ismaíl Kadaré siendo candidato a los premios literarios más importantes del mundo (y habiendo conseguido algunos) que ya se prestaba a cierta confusión cualquier comentario o referencia a una nueva posibilidad. Ahora le han concedido este Príncipe de Asturias escogiéndole entre una impresionante nómina de escritores. Se lo merece. Es uno de los grandes escritores vivos del mundo. Su legado literario, que continúa creciendo, le acredita ya como uno de los más lúcidos intérpretes de la realidad del siglo XX y de lo que llevamos del XXI. Su mirada penetrante, agudísima, su facultad para hurgar en vericuetos humanos nunca hollados, su prosa en apariencia fácil, contundente, lacónica a trechos, de extremo lirismo a veces, en contraste; su singular visión del mundo y de las cosas, de la literatura y de sus secretos, del tiempo, del poder político, de sus propios detentadores, de la historia, del destino... lo convierten en una singular figura literaria acreedora de cualquier distinción... y sobre todo de lectura. El hecho de que haya nacido en Albania, antaño aislado y atrasado, luego convulso, ahora anhelante de equiparación europea, contribuye a esa singularidad, y en ocasiones ha dado lugar a interpretaciones de su proceder y de su literatura, un tanto arrogantes y sobre todo erradas. La lengua albanesa en la que escribe, abundante en recursos, ha logrado en sus manos un grado de madurez y expresividad sorprendente, aunque no para este traductor que la conoce bien y ha conseguido verterla a su propia lengua con aceptables resultados. Kadaré ha convertido esos hechos de partida en un instrumento para alcanzar cumbres literarias como «El palacio de los sueños», «Crónica de piedra», «La hija de Agamenón», verdaderas obras maestras. Entre otros, su mérito consiste (a semejanza de las andanzas del inolvidable manchego) en lograr esa universalidad partiendo de lo que ocurre en su aldea, en su rincón del mundo. Y convertirnos a todos en viajeros partícipes de ese mundo fascinante.