Colombia

«Esperar a Ingrid ha sido tiempo perdido»

Su marido, con el que se casó en 1997, se siente defraudado, aunque la separación se veía venir por el frío reencuentro de Ingrid tras su cautiverio.

«Esperar a Ingrid ha sido tiempo perdido»
«Esperar a Ingrid ha sido tiempo perdido»larazon

Cuando Ingrid Betancourt fue liberada el 2 de julio de 2008 se fundió en un intenso abrazo con su madre, Yolanda Pulecio. Esperándola a pie de pista también estaba su marido, el publicista Juan Carlos Lecompte, pero Ingrid sólo le dio un beso en la mejilla después de haber estado seis años secuestrada por la guerrilla de las FARC. «Aún no sé qué pasó entre Ingrid y yo», dijo Lecompte en febrero a la Prensa, y reconoció que «esperaba un recibimiento cálido, porque de todas formas yo luché, hice todo lo que pude, trabajé por su libertad y merecía un agradecimiento que no hubo y fui el primer sorprendido». Ayer, la conmoción fue aún mayor. Le llegó en forma de divorcio: Ingrid Betancourt lo ha solicitado legalmente bajo el alegato de «separación de cuerpos de hecho», por los seis años que estuvo en manos de la guerrilla colombiana. Según la revista colombiana «Semana» -que daba ayer la noticia en exclusiva-, Betancourt ya instauró la demanda civil de rigor. En Colombia, el divorcio se puede solicitar cuando la separación de la pareja llega a los dos años. Ruptura anunciada El semanario colombiano da más datos sobre esta ruptura anunciada: «Los abogados de Lecompte alegan que no fue una separación voluntaria, sino creada por fuerza mayor». De hecho los letrados están contrademandando, es decir, trabajando para que quien pida el divorcio sea él. «Podría presentar como pruebas las revelaciones recientes de los norteamericanos liberados, advierte «Semana». Y es que con Betancourt también fueron rescatados once militares colombianos y tres estadounidenses, los mismos que acaban de publicar un libro, «Out of captivity», en el que describen a Ingrid como una mujer arrogante y aseguran que tuvo una relación sentimental con uno de ellos y otra con el ex congresista colombiano Luis Eladio Pérez (a quien acompañó en la presentación de su libro en Madrid). Pero los rumores de infidelidad también llegaron por la otra parte. A Lecompte se le relacionó con una mexicana: «En el caso de que eso hubiese sido verdad, ella habría adoptado una actitud civilizada. Seguramente me habría dicho que era normal, que uno no puede estar siete años sin una mujer». Pero para Lecompte estos «chismes» no son los que han dañado la relación. De hecho, a los siete días de ser liberada, confesó que el amor de Ingrid por él «pudo haberse acabado en la selva». El esposo de la ex rehén siente que ha perdido el tiempo. Lo cierto es que, durante todo el cautiverio, Lecompte no paró de luchar por su libertad y de recordar a las autoridades que su mujer seguía secuestrada. Tuvo gestos muy bonitos con la franco-colombiana, como cuando en las Navidades de 2007 sobrevoló en avioneta las selvas del este de Colombia para lanzar 20.000 fotografías de los hijos de Ingrid -de su anterior matrimonio con Fabrice Delloye-, Melanie y Lorenzo. Invirtió casi 11 horas de vuelo durante cuatro días porque quería «que Ingrid vea lo lindos que están; con que le llegue una me conformo». Ahora Lecompte piensa, resignado, que esperarla seis años «fue tiempo perdido».