Crítica
Flórez la arma en el Real
Un día antes de la primera función de un «Rigoletto» en el que debía haber participado, Juan Diego Flórez la armó en el Teatro Real y en la plaza de Oriente con un recital acompañado de piano que sustituía a su Duque de Mantua. Me han preguntado muchas veces por qué escribí hace un par de años que no veríamos a Flórez en este «Rigoletto». Aprovecho la ocasión para aclararlo: hoy por hoy la voz del tenor peruano no posee densidad en el centro como para aguantar su escena del acto III en un teatro grande sin que se resienta luego en el repertorio rossiniano, que es el suyo. Probó, fue inteligente y remedió el error.
Dedicado a Kraus
Programa variado, con páginas exigentísimas como las de «Cenerentola» –¡hay que tener valor y seguridad para abrir con ella!–, «Zelmira» o «Guillermo Tell» en las que Flórez volvió a demostrar que voz y técnica pueden ser vehículo circense pero también artístico si se emplea con musicalidad, elegancia y expresividad. Junto a ellas el relativo descanso de las piezas de salón rossinianas –preciosa «Le Sylvain»– y cuatro romanzas de zarzuela, muy del Kraus fallecido hace diez años y a quien Flórez dedicó el recital, que se agradecieron por intención y ejecución.
Voces en el Real
Obras de Rossini, Gounod, Serrano, Pérez Soriano, Calleja, Vives, etc. Tenor: Juan Diego Flórez. Piano:Vincenzo Scalera. Teatro Real. Madrid, 2-VI-2009.
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