Frenazo y marcha atrás

Recupera el Atlético credibilidad y el cariño de sus afiliados, fieles hasta el último paseíllo, pero apenas avanza posiciones. Es lo que tienen los empates, que no rentan. Es lo que tuvo aquel pepinazo de Schwarzenbeck, que hubiese necesitado franqueo desde donde tiró, que ha estigmatizado al Atleti. Sí. Así como suele ser habitual que en un intercambio de golpes con el Barcelona salga vencedor casi tantas veces como derrotado, cuando se mide al Madrid esos principios inexplicables, que culminan en goleadas ante los azulgrana, rozan la ciencia exacta: «Juega bien y perderás; juega muy bien y empatarás». Es lo habitual, aunque de cuando en cuando, como en el 99, se quebrante lo prescrito hasta tal extremo que acarree un castigo descomunal. De aquel 1-3 sobrevino el descenso a Segunda. Es el Atleti, el de la increíble final de Copa de Europa del 74, el de Pantic, que le metió cuatro al Barça y palmó, o como el de Vieri contra el Salamanca. El mamón de Schwarzenbeck, que bien podía haberse apellidado Pérez para facilitar la escritura y la pronunciación, lo marcó de por vida y el Madrid se aprovecha de ello. No obstante, en esta ocasión la succión ha sido casi lesiva, venenosa, porque ha supuesto un frenazo y marcha atrás en las ilusorias aspiraciones madridistas al título de Liga. Los fallos de Agüero, Forlán, Sinama y Borbalán le han dejado a merced del líder, otra vez inspirado.