Caso Método 3

Ganancia de pescadores

La Razón
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Al nacionalismo catalán se le ve siempre venir. Todo vale con tal de llegar a lo que quieren: ser una nación, formar un Estado, avanzar hacia el soberanismo, separarse de España. Cualquier problema es bueno para decir que la culpa es de Madrid y que esto no pasaría si fuéramos independientes. Como si todo lo que se ha hecho en Cataluña en el último cuarto de siglo fuera obra de Madrid.

Es evidente que hay un problema con el Ave a Barcelona derivado de la gestión nefasta y altanera de una ministra que, si Zapatero fuera listo, ya tenía que haber sido destituida y relevada por un catalán como Joan Clos. No es que esté asegurado que Clos lo pueda hacer mejor, que lo haría, pero es catalán y poner a un catalán en Fomento es lo que corresponde en este momento.

Teniendo Álvarez gran parte de la culpa, también hay que decir que no toda es de la ministra. Porque el proyecto ferroviario fue exigido y aprobado por administraciones en las que estaban PP, CiU, PSC, ERC e IpC. El trazado del Ave fue consensuado por el Gobierno central, la Generalitat y el Ayuntamiento. Fueron ellos, o sea, todos, incluso los que hoy corearán en Barcelona el grito de independencia, quienes pidieron que se hicieran tres estaciones en una ciudad con dificultades orográficas y haciendo confluir cuatro niveles de redes ferroviarias (Cercanías, Metro, ferrocarril convencional y Ave) en un mismo punto del Bajo Llobregat, muy afectado por el arrastre de aguas, arena y arcilla hacia el mar. Algo que algunos especialistas no dudaron en considerar «una locura», y cuyo resultado es conocido: desprendimientos, boquetes y socavones.

¿Por qué había que hacer tres estaciones de Ave en Barcelona, cuando en todas las demás ciudades sólo hay una? Que lo expliquen CiU, PCS, ERC o IpC. Ellos querían tres estaciones, lo que suponía construir un túnel bajo la ciudad y pasar por la Sagrada Familia. ¿Fue esto culpa de Álvarez? No, Álvarez se ha limitado a hacerlo todo mal, a retrasar las obras un año porque tenía que enmendarle la plana a Cascos, a no alertar a la población de la que se le venía encima. Pero la culpa del trazado absurdo, de que confluyan cuatro líneas ferroviarias, del túnel bajo la Sagrada Familia y de las tres estaciones la tienen conjunta y solidariamente PP, PSC, CiU, ERC e IpC. O sea, todos.

Es fácil quejarse de malas infraestructuras como hace CiU. Pero CiU ha gobernado más de 20 años en Cataluña y ha co-gobernando España, jactándose de sus logros a cambio del apoyo a González o Aznar. El problema es que CiU, como PSC y ERC, se han preocupado por el Estatut, los papeles de Salamanca, las selecciones deportivas, la cultura catalana en Baleares y Valencia, pero poco por gestionar bien las competencias que tenían. La Justicia y la Sanidad están ahora traducidas al catalán, pero son igual de malas que antes. Igual que los Mossos de Esquadra: hablan catalán, pero la inseguridad ha aumentado. ¿También tiene la culpa Álvarez?

Al nacionalismo catalán le da igual una cosa que otra, porque lo tiene claro: el problema siempre es de Madrid. Y si baja revuelto el río del Ave, mejor: así pescan argumentos para avanzar hacia lo único que les interesa: la independencia.