Museo del Prado
Goya: la línea roja de las colecciones
Expertos del mundo del arte creen que la presencia de algunas obras de Goya en el Reina Sofía es buena para el museo y no altera el rígido decreto que separa su colección de la del Museo del Prado.
Con fecha de 17 de marzo de 1995 se aprobó el Real Decreto por el que se delimitaban las colecciones del Museo del Prado y el Centro de Arte Reina Sofía. Carmen Alborch era entoces la ministra de Cultura. En los últimos tiempos esta frontera se ha hecho más permeable: el Prado necesita mirar su colección desde los ojos de los artistas del siglo XX (Picasso, Manet, Bacon) y el Reina Sofía explicar capítulos del arte moderno español desde artistas como Goya. Tal y como anunció ayer este periódico, la reorganización de las colecciones del Reina Sofía que está realizando su director, Manuel-Borja Villel, incluirá grabados de «Los caprichos» de Goya junto a obras de Gutiérrez Solana y, en un futuro, de Ensor y De Chirico. Ayer, el director general de Bellas Artes, José Jiménez, dijo que le «parecía positivo la inclusión de alguna obra de Goya que clarifique lo que ha representado para el arte moderno y contemporáneo, algo que, en principio no debería entrañar más cambios». Antonio Bonet, director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, institución que tiene una gran colección de Goya, también defiende que determinadas obra del artista aragonés estén en el Reina Sofía. «Me parece bien porque Solana tiene un mundo inspirado en Goya, como también lo tienen Ensor y De Chirico en su etapa más surrealista ». Recuerda Antonio Bonet que compró para la Academia uno de «Los flagelantes» de Solana, que era más goyescos que el propio aragonés porque estaban pintados antes de las telas negras, y todavía tenían color, cosa que no pasaba en Solana. «No me chirría que Goya esté en el Reina Sofía porque fue el primer artista contemporáneo. Goya no chirría en ningún buen museo», dice Antonio Bonet. Incluso esta opinión la comparte el historiador del arte Kosme de Barañano, que ha sido muy crítico con el hecho de que Bacon se exponga en el Museo del Prado: «A mí no me parece mal que Goya, aunque sean grabados de "Los caprichos"se muestre en el Reina Sofía, siempre que sea con una intención comparativa, en un contexto determinado». En el Tribunal de CuentasEl director general de Bellas Artes, José Jiménez, se mostró, además, partidario de «propiciar un acuerdo para delimitar mejor el campo de actuación» de los dos grandes museos nacionales. De hecho, explicó que «está encima de la mesa crear una comisión entre el Prado y el Reina Sofía para delimitar con más claridad el campo de trabajo de ambos». «Lo deseable –añadió– es que se encuentre una fórmula tranquila, porque es normal que el Prado incluya en sus exposiciones algunos artistas modernos y que el Reina Sofía apoye su colección con grabados de Goya; lo importante es que exista coordinación». Sin embargo, cree que el decreto del 17 de marzo de 1995 es sólo «un punto de partida, pero todavía no está desarrollado hasta sus últimas consecuencias porque hay obras y artistas que no se ha definido en qué museos instalarlos». Recuerda, además, que este hecho lo aconseja el Tribunal de Cuentas en su informe sobre el Museo del Pado de octubre de 2008. Dice expresamente: «Se estima necesario completar el proceso de reordenación de colecciones con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía... mediante la delimitación concreta del conjunto de obras a reasignar y la misión por parte del Ministerio de Cultura de las preceptivas órdenes ministeriales». Dicho informe habla de que «durante el ejercicio 2007 se han realizado diversos contactos» entre ambos museos, «incluyendo el intercambio de listados provisionales de obras con el fin de lograr una aproximación acerca de las que se encontraban pendientes de un cambio de asignanción». Criterio «conceptual»José Jiménez insiste en su «opinión personal»: «Al criterio cronológico para separar las colecciones (1881, fecha del nacimiento de Picasso), hay que añadir otro punto de vista conceptual, y es que por su modernidad, hay artistas que tanto pueden estar en el Prado como en el Reina Sofía. Ambos museos son los suficientemente maduros para tratar estos temas». Como ejemplo de esta «permeabilidad», Miguel Zugaza, director del Museo del Prado puso hace unas semans como ejemplo en este periódico el hecho de que el Reina Sofía hubiese adquirido tres obras del italiano Medardo Rosso, «esculturor que teóricamente le corresponde al Prado». «Es una adquisición muy oportuna, sé lo que piensa Manuel-Borja Villel, está todo hablado... Hay cuestiones de carácter administrativo y otras de tipo conceptual que no se tienen que despachar en un decreto».
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