Arquitectura
Habitaciones regias en el hospital de los peregrinos
En la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela se alza, en un edificio del siglo XV, el parador Hostal de los Reyes Católicos
Cuando, en el año 813, el obispo de Iria Flavia descubrió el arca mormórica con los restos del Apóstol Santiago, el Códice Calixtino anunció lo que sería la historia de la ciudad de Santiago de Compostela: «Todos los pueblos irán en peregrinación hasta la consumación de los siglos». Y, efectivamente, esa ciudad, que alcanzó su esplendor tres siglos más tarde, continuó creciendo en tamaño e importancia en muy buena medida debido a los millones de peregrinos que desde entonces han llegado hasta allí. Su relevancia trascendió con el tiempo más allá de la vida religiosa y se convirtió, por ejemplo, en una importante ciudad universitaria. Desde 1985 es, además, Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Hoy es un centro urbano activo y dinámico y un conjunto histórico y monumental único en el mundo. Especial relevancia tiene, indudablemente, su Plaza del Obradoiro, llamada así porque allí obraban los cantores que labraban las piedras de los edificios que la cercan y que crean un conjunto artístico de extremada belleza y majestuosidad con muestras del románico, el renacimiento, el barroco y el neoclásico. En esa plaza, corazón de la ciudad, imagen mundialmente conocida, se alza un edificio de estilo plateresco, auténtica joya arquitectónica, que comenzó a levantarse allá por 1499 para acoger un hospital por orden de los Reyes Católicos. Nace pues, en el siglo XV, el que hoy se conoce como el hotel más antiguo del mundo, el Hostal de los Reyes Católicos, que comenzó su andadura como alojamiento perteneciente a la cadena Paradores en 1959.Refugio de caminantesCinco siglos transcurren entre la inauguración del edificio y su conversión en hotel. Comenzó su actividad como hospital para peregrinos, debido a la necesidad de un lugar en el que atender a todos los caminantes que llegaban enfermos al final de su peregrinación observada por los Reyes Católicos. Hacia la mitad del siglo XVIII comienza a atender enfermos de la ciudad y no sólo peregrinos. Épocas de esplendor dejaban paso a momentos de auténtica penuria económica; las instalaciones hospitalarias se completaron con otras tan dispares como una cárcel o un cementerio... El hospital fue siempre uno de los motores de la ciudad y convivió en la Plaza del Obradoiro con lugares de la importancia de la Catedral, el palacio que hoy es sede del rectorado de la Universidad o el que actualmente acoge al Ayuntamiento y a la Xunta de Galicia. Y, tras una larga e intensa vida, cuando abrió sus puertas como hotel, continuó siendo uno de los ejes de la vida de Santiago, pues pasó a ser centro de la vida social, cultural y política de Galicia. En este parador se abrió la primera boite de la ciudad –hoy es el salón de té– y también la bolera –donde ahora se ubica el restaurante Enxebre. Su cafetería y su restaurante están ubicados en el mismo lugar que ocuparon la sala de autopsias y el depósito de cadáveres, respectivamente.Algunos de los dormitorios son especiales, como la suite del Cardenal, con un magnífico artesonado de estilo mudéjar en el techo, o la suite Real, con un sorprendente balcón a la plaza del Obradoiro. En sus comedores reales, regios salones y habitaciones exquisitamente decoradas se recrea, en cada detalle, el ambiente de otras épocas. Su última renovación se ha basado fundamentalmente en la pintura e iluminación; la renovación de textiles y alfombras y la restauración y reubicación del excelente inventario artístico –en el que figuran magníficas obras de arte procedentes de las colecciones de Patrimonio Nacional. Con ello se ha conseguido devolver al hotel el esplendor que tuvo a mediados del siglo XX. Si bien todo el Hostal de los Reyes Católicos, un establecimiento de cinco estrellas lujo, está considerado uno de los más bellos y lujosos del mundo, es preciso hacer una mención especial a su restaurante, que ofrece ancestrales recetas de los mejores pescados y las más ricas carnes de Galicia. Entre sus platos más destacados, las vieiras rellenas de erizos y algas en hojaldre, la lamprea en su salsa y, por supuesto, la tarta de Santiago para finalizar.
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