Barcelona
«He llegado al límite»
Las peores noticias se confirmaron ayer. Rafa Nadal se probó en un torneo de exhibición ante Wawrinka, incluso le ganó un set, tuvo mejores sensaciones que el día anterior en otro «amistoso» ante Hewitt, pero... no estará en Wimbledon. El dolor en las rodillas, la maldita tendinitis, le ha obligado a parar. «No estoy preparado», dijo el español en el All England Club. El mallorquín reconoce que se siente mejor que hace dos semanas, pero no lo suficiente para afrontar con la exigencia que se merece un «Grand Slam».
Y menos Wimbledon, que se juega en hierba, que obliga a agacharse una y otra vez porque la bola no bota, que hace trabajar mucho las articulaciones y que cambia los apoyos de los pies respecto a la tierra batida. «El problema es que estoy pensando más en las rodillas que en el partido y así es muy difícil. No quiero jugar con la sensación de no saber si no voy a estar preparado, no sólo para ganar, sino para competir», insistió el campeón.
Las molestias de Nadal empezaron antes de Roland Garros. Ya jugó con dolores casi desde el comienzo de la temporada e incluso a finales de la pasada, en la que se perdió la final de la Davis y la Copa Masters, unos nueve meses, según sus palabras. La derrota en octavos de París ante Robin Soderling, que le impidió conquistar por quinta vez consecutiva la Copa de los Mosqueteros, le hizo reflexionar. Había que acabar con el dolor de una vez por todas. Después llegaron las pruebas en Barcelona, un tratamiento para recuperarse, la magnetoterapia y el trabajo con corrientes horas y horas al día, la renuncia a Queen¿s, la decisión de viajar a Londres por si acaso y la negativa final. «Creo que en este momento he llegado al límite y necesito una limpieza para volver con fuerza», opina Nadal.
«Quiero tomarme un tiempo largo y trataré de regresar lo antes posible, cuando esté bien», añadió. El número uno se reprocha los esfuerzos que ha hecho los últimos meses, en los que ha ido poniendo «parches» a las diferentes lesiones que tenía. Hace autocrítica. «Probablemente, siempre ha sido un error mío. Uno siempre va haciendo esos mil esfuerzos que te van desgastando y esta vez he tocado un poco fondo mentalmente y estoy cansado de aguantar dolor», insiste. No sabía muy bien cuándo parar y ahora el cuerpo le ha obligado a hacerlo en el momento menos oportuno. Sólo se atrevió a señalar una cita que le ha molestado desde el primer momento: «En caliente diría que el error ha sido ir a Madrid, pero realmente tampoco sé si es así».
El torneo de la capital de España se le atravesó desde el primer momento. Jugó por obligación, por ser en España, porque venían los examinadores del COI, y aunque lo hizo de mala gana se exprimió. Una vez en competición no le gusta perder y en las semifinales contra Novak Djokovic estuvo en la pista cuatro horas y tres minutos, el partido más largo de la historia disputado a tres sets. Lo que quiere ahora es recuperarse del todo. Su médico personal y de la Federación, el doctor Ángel Cotorro, pone fechas para que el cuerpo esté preparado, aunque con precauciones, porque el balear necesita descansar mentalmente y superar el duro golpe de tener que renunciar a Wimbledon.
«Es un problema de sensaciones. En quince o veinte días ya estaría para jugar. Ahora tiene que insistir con el tratamiento y ver la evolución para tomar una decisión tranquilamente», explica Cotorro. Nadal estaba muy decepcionado. Wimbledon ha sido uno de sus torneos preferidos desde que era pequeño, una obsesión. El año pasado destronó a Federer en la que era su casa, y defender el título como número uno le hacía mucha ilusión. «Es una decisión difícil de aceptar. Es muy duro. He intentado todo lo que he podido para jugar, pero es imposible. Quiero estar listo para el año que viene y lograr buenos resultados», concluyó.
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