Escritores
«Huevistas y antihuevistas» Miguel Ángel Almodóvar
Lo mismo que ocurre con los callos a la madrileña, que desde hace tiempo han dividido a la opinión entre morristas y antimorristas, partidarios y detractores de la presencia del morro en el plato, el potaje cuaresmal, llama a la polémica sobre la conveniencia o no de incluir el huevo duro. Que en positivo la cosa venga o no de la herencia culinaria de los huevos haminados del Seder de la Pascua judía, es probablemente lo de menos. Lo sustancial y relevante es que además de color, el huevo aporta al plato, proteína patrón de altísimo valor biológico; y se suma con el potencial energético de hidratos garbanceros; con las vitaminas del grupo B del bacalao; con las vitamina C y provitamina A que aportan las espinacas; y con el tesoro nutricional en oro líquido que es el aceite de oliva. En definitiva, buena cara ante esa señora de gesto agio y estricta conducta, que diría Ruíz Gallardón refiriéndose a Doña Cuaresma o a vaya usted a saber. Yo, si a alguien le interesa, huevista.
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