Nueva York
La «celebrity» es la fotógrafa
Kate Moss, Johnny Depp y Demi Moore, entre otros, se mezclan con las doscientas instantáneas más personales de Leibovitz.
«Es curioso que mucha gente no termine de asimilar que soy una fotógrafa con un empleo. O con varios. Voy de encargo en encargo». Annie Leibovitz se quita importancia con frases como ésta, pero lo cierto es que ayer resultaba difícil asimilar que ella era una fotógrafa más entre la nube de «flashes» que la asediaban. Pasadas las once de la mañana y con el aforo de medios acreditados a punto de reventar, Leibovitz saludaba con una sonrisa de foto a Esperanza Aguirre, quien rompió el hielo en castizo inglés. Y no sólo eso. La presidenta de la Comunidad de Madrid trasladó a todo su equipo al edificio de la Consejería de Cultura para darle aún más fuste a la inauguración de «Annie Leibovitz. Vida de una fotógrafa (1990-2005)», una retrospectiva que, tras su paso por Nueva York, París, Londres y Berlín, colgará en las paredes de la sala Alcalá 31 hasta el 6 de septiembre, dentro del marco del festival PhotoEspaña 09. Kate Moss, desnudaLeibovitz es sinónimo de «glamour». De Hollywood y lujo a todo tren. Pero cuidado: quien pretenda encontrar sólo a sus estrellas favoritas no lo logrará. Las hay, por supuesto –alucinante la imagen de Kate Moss desnuda en la cama mientras Johnny Depp trepa por sus muslos–; sin embargo, entre las más de 200 fotografías, destacan sobre todo las que retratan la vida íntima de la artista. De sus padres, de sus hijas, y, cómo no, de su querida Susan Sontag. De ella, compañera fiel hasta su muerte en 2004, reconoce que «creo que llegó a mi vida en el momento justo. Yo quería mejorar, hacer fotografías que aportasen algo. Me dijo: "Eres buena, pero podrías ser mejor"». Fiel a su uniforme de neoyorquina a ultranza, Leibovitz parecía dispuesta a esquivar su fama de fría y poco amigable. Tanto, que aseguró que «me encanta estar aquí, creo que Madrid es un lugar mágico, como un París de nuestro siglo debido a su inmensa creatividad cultural». Dicho esto, recordó que había pasado «buenos momentos» en España, lo mismo con personajes como Almodóvar y Penélope Cruz, a quienes ha fotografiado en varias ocasiones, como con Sontag en viajes privados: «Susan adoraba España, y cuando venía no quería volver a casa», recordó. Aunque gran parte de la exposición muestra momentos cotidianos de la familia Leibovitz, es probable que el visitante se detenga más ante el cartel de Demi Moore y su embarazo desnudo, una fotografía que fue polémica portada de «Vanity Fair» en 1991. O ante Jack Nicholson paseando por Mulholland Drive, Brad Pitt con botas de «cowboy» y Nicole Kidman como si ninguna estrella brillara más que ella. Sin embargo, sobre el mundo de la fama, Leibovitz es tajante: «Eso me resulta muy lejano. Odio la palabra "celebridad". Las personas siempre me han interesado más por lo que hacen que por quienes son, y espero que eso se refleje en mi trabajo. Siento que inmortalizo a gente que tiene alguna trascendencia. Nacida en Connecticut en 1949, descubrió su pasión por la fotografía en el Instituto de Arte de San Francisco, donde se había matriculado para estudiar pintura. Fue allí donde se empapó de la mirada de Henri Cartier-Bresson y Robert Frank, a quienes considera sus maestros. En 1970 comenzó a colaborar con «Rolling Stone», revista para la que ha realizado más de 140 portadas y un sinfín de reportajes. En la actualidad trabaja para «Vanity Fair» y «Vogue», del grupo Conde Nast, así como en la creación de campañas publicitarias para firmas como Gap, Givenchy y American Express. De ahí que la pregunta sobre una posible retirada casi parezca una provocación innecesaria: «Soy suficientemente mayor como para trabajar como me gusta, pero todavía me pongo nerviosa. Y nunca voy a parar. Nunca».
La foto de Esperanza AguirreEl cotilleo más incesante ayer era si Annie Leibovitz aprovecharía su rápida visita a España para realizar algún reportaje. Desde «Vanity Fair», revista patrocinadora de la exposición, aseguraron que no, pero había quien apuntaba que otra publicación sí la había contratado con gran secretismo y un desembolso de dinero más que considerable. La otra gran duda era si volvería a fotografiar a Penélope Cruz. Otro apunte: al parecer, Esperanza Aguirre intentó ayer que Leibovitz la retratara junto a sus consejeros, pero no pudo ser. Falta de tiempo, alegaron desde la Comunidad.
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