Teherán
La división interna en Irán acentúa la represión del régimen
El ataque suicida de ayer en el mausoleo Jomeini en Teherán, que se saldó con al menos ocho heridos y dos muertos, plantea un nuevo escenario que desafía al régimen teocrático iraní. Más aún si se sitúa en el contexto de que la explosión se produjo mientras la Policía antidisturbios se empleaba a fondo para dispersar a los cientos de opositores que habían salido a las calles para protestar contra el supuesto «pucherazo» que habría alterado el resultado de las elecciones presidenciales celebradas la semana pasada, en las que el ultraconservador Ahmadineyad ganó por mayoría. Lo que hasta ahora se estaba planteando como un enfrentamiento entre los partidarios del radical Ahmadineyad y el conservador moderado Musavi, una lucha entre el poder islámico que, en ningún momento, tenía como fin un cambio de régimen, cobra una nueva dimensión con este atentado, cuyas consecuencias son impredecibles y que puede ser utilizado por el régimen para legitimar la represión que ya está ejerciendo sobre la oposición. En todo caso, la comunidad internacional, sin inmiscuirse en los asuntos internos, sí que debe abandonar su papel de espectador ajeno y, con prudencia, desarrollar una intensa y firme labor diplomática para que se respeten los derechos humanos y se garanticen las libertades básicas.
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