La gripe A un problema «de peso»

MADRID- El Centro de Control de Prevención de Enfermedades de Atlanta (EEUU) ha incluido la obesidad como factor de riesgo para padecer complicaciones por la gripe A. El exceso de peso no es una circunstancia de especial susceptibilidad para la gripe común, pero la causada por el H1N1 parece atacar más agresivamente a la gente con exceso de kilos.
Así lo explicaba en el diario «The New York Times» el director de vigilancia del departamento de enfermedades comunicables de Nueva York, Donald Weiss. «Se ha apreciado que muchas personas hospitalizadas por la gripe son obesas. Si bien se desconoce por qué les afecta más a ellos», dijo.
Las hipótesis para relacionar la obesidad con la gravedad de la gripe porcina son muchas. Desde que se trata de una predilección exclusiva de este A/H1N1 hasta otras posibilidades más razonadas como que «los problemas cardiorrespiratorios que tiene la gente obesa complica la gripe», tal y como apunta Juan Jesús Gestalt, catedrático y jefe de Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela. Pero hay más conjeturas: «Lo obesos tienen una serie de alteraciones en el sistema inmune que las hacen más susceptibles», explica el médico José María Molero, del Grupo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria.
Sea cual sea la causa, José Luis Cañada, del Grupo de Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), ve oportuno incluir a la población obesa entre la que se le recomienda la futura vacuna pandémica: «Cuanta más gente vacunada haya, mejor para nosotros y peor para el virus». Pero no sólo es la obesidad, sino que tener otra enfermedad es una característica que comparte el 80% de los 300 hospitalizados en Nueva York. Según el departamento de salud de la ciudad, el asma es la enfermedad que más predispone a que la gripe se complique, pero también lo hace la diabetes, los problemas renales y hepáticos, el embarazo, y el enfisema pulmonar. La buena noticia es que no es agresiva con los mayores de 65 años, como sí lo es la estacional, porque pueden presentar inmunidad residual por haber estado expuestos a uno similar que circuló en 1957.

Peligro en campamentos y cruceos
El calor no favorece la superviviencia del virus, por lo que en verano la transmisión decae. «El virus circula menos pero no quiere decir que no circule», explica José Luis Cañada, de Semergen. Sin embargo, el verano también es la época en la que más se viaja, lo que puede suponer un riesgo añadido. Cruceros, campamentos infantiles y también oficinas son los tres escenarios donde pueden aparecer brotes. En definitiva, espacios cerrados con ventilación deficitaria. Otra explicación para que haya más casos en verano es que la población no ha estado expuesta al virus H1N1 y, por tanto, no está inmunizada, argumenta Molero.