El «aquelarre» etarra

La nueva ETA

La Razón
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Los dos últimos atentados de la ETA dejan una extraña sensación de indefensión. Siempre lo hacen, se dirá. Es cierto, pero las circunstancias no son ahora igual que hace unos cuantos años. Por un lado, la ETA ha atacado una de las plazas mejor vigiladas del territorio nacional, como es Mallorca. Dos días antes estuvo a punto de causar una matanza de proporciones atroces. Los dos atentados van dirigidos a la Guardia Civil: signo de debilidad, porque la ETA está eligiendo víctimas que refuercen el apoyo de los suyos y evita crímenes más polémicos, por así decirlo; pero signo también de capacidad ofensiva. Los expertos en terrorismo afirman que la ETA, ante las filtraciones de estos años, se está encerrando en sí misma. Ha creado un grupo aún más pequeño, más hermético e impermeable. Estamos por tanto ante una ETA renovada en sus formas de organización y que en tres días ha dado pruebas sobradas de capacidad de acción. Por otro lado, el Gobierno, y en particular el ministro de Interior, no parece haber variado su posición pública ante la propia ETA. Cierto que han cambiado muchas cosas. Hay un pacto político PSOE-PP para el Gobierno del País Vasco que está dando frutos, aunque empieza a renquear. Ha cambiado, por lo menos de cara al público, la actitud del Gobierno central sobre la negociación con los terroristas. Lo que no ha cambiado es lo que llevamos oyendo, desde hace tiempo ya, acerca de la supuesta debilidad de la ETA. En tres días ha quedado demostrado que esto no es así. Además, sigue existiendo una base social proetarra, una mentalidad neutralista y una voluntad de adoctrinamiento nacionalista para la creación de la nación vasca. El gobierno socialista y el ministro del Interior deberían tener en cuenta todos estos datos para elaborar estrategias y argumentos nuevos que ayuden a los españoles a pensar que no están indefensos ante el terrorismo.