Literatura

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«La vida es lo que ya no sigue»

Reproducimos parte de una de las últimas entrevistas realizadas a Ullán, publicada en LA RAZÓN el 10 de abril de 2008 , en la que ofrece su visión de la poesía y el lenguaje

«La vida es lo que ya no sigue»
«La vida es lo que ya no sigue»larazon

–Se publican muchas declaraciones de ciertos poetas y editores de poesía protestando contra la poesía oscura. ¿Usted qué piensa?–Vamos a ver, cuando, para huir deuna complejidad a la que llama oscuridad,un escritorde los de la «difícil sencillez» seobceca en limitarsea llamar pan al pan y, sobre todo, vino al vino, suele acabar escribiendo boleros vergonzantes. Por lo demás, esa campaña paramilitar contra lo oscuro, disfrazada con latiguillos de progresía, es, amén de infantil, inútil. Sus portavoces dan por hecho que lo hermético tiene su justo castigo: carece de lectores. De ahí que uno se pregunte para qué tantoentusiasmo en advertirle al lector que detrás de la oscuridad no hay nunca nada. Y, en efecto, no hay casi nada. Sobre todo, no están esos innumerables e intercambiables fragmentos de un curriculum-vitae donde el declarante, lejos de cantar, lo que quiere es ser admitido, contratado.–Así pues, no le importa que le acusen de hermético.–A propósito del hermetismo, recuerde lo que decía Robert Desnos: «Para el analfabeto, el alfabeto es hermético». Queda petulante, pero ahorra saliva. –¿Y la mezcla creciente de filosofía y poesía? –Hay poetas que se olvidan de que la poesía tiene su propio pensamiento y, temerosos de ser tomados por intuitivos ignaros, se ponen a trenzar filosofía y poesía. Es una lástima que ambas tengan que rebajarse tanto para acabar coincidiendo en tan poco. –Como articulista, se le echa en falta. ¿Ya no vale la pena opinar?–Yo apenas opinaba. Pero, por si acaso, cuando todos opinan de todo, alguien debe reservarse para escuchar. Y, una vez hecho eso, la verdad es que no dan ganas de nada, y mucho menos de opinar.–Borges, en «Ejecución de tres palabras», elige las siguientes: inefable, misterio y azul. Elija las suyas, por favor.–Tachar «inefable», tal como está el patio, a mí también me parece bien. En cambio, si tachara «misterio» me parecería no una simple ejecución, sino un verdadero genocidio. Nada que valga la pena está exento de misterio. Y lo de «azul» seguro que era en Borges una venganza pasajera contra el gran Rubén Darío o el hartazgo de un ciego ante eso que no cesa de oír. Puestos a jugar, yo desterraría de una tacada toda una frase, acaso la más repetida por segundo en España, que respeta las reglas del juego por contener, como cierto bolero, sólo tres palabras: «De alguna manera». ¡Qué epidemia expresiva! Ya nada es esto o lo otro, ni lo de más acá o más allá, así, asao o incluso por narices. No, es como sólo aquí, al parecer, puede ser: de alguna manera. –Hace cuatro años, en estas páginas, dijo: «Creo que la vulgaridad nos acompaña, pero también que, dentro de ella, puede haber una voluntad de que el canto florezca». ¿Ha perdido la esperanza?–He perdido la poca voluntad que entonces tuviera. Y, desde luego, ya no digo «florezca» ni aunque me pongan una pistola china en la sien.–A través de las dedicatorias de sus poemas se pueden rastrear personas que han sido amigas suyas y con las que ha compartido afinidades: Zambrano, Rulfo, Paz, Néstor Almendros, Sarduy, Luis Fernández, Jabès, Valente...–A todos los recuerdo de continuo, con todos ellos sigo dialogando. Cuando se borra una presencia amiga, ahora suele decirse: «La vida sigue...». Y no es verdad, porque precisamente la vida es lo que ya no sigue. Pero las huellas sí, a las que el lenguaje se aferra.–Su abandono de la vida pública literaria, ¿no será desdén?–No hay abandono ni promiscuidad. En cuanto al desdén, ¿con qué propósito? Ni el de la enmienda exige esos tragos. Esta madrugada, en un almanaque, leía esta frase del cómico Fernandel: «No se deberían poner caras largas, por lo menos para no tener más superficie que afeitar». Si la frase fuera de Gómez de la Serna o de Lichtenberg, adquiría otro halo. Pero incluso sin halo a mí me parece pertinente.–¿Qué le interesa apasionadamente en este año tras la publicación de «Ondulaciones»?–Que la antorcha olímpica llegue al islote de Perejil y allí se quede de una vez por todas. Lo digo sin desdén, sólo con ataraxia tibetana.

Último adiós al poetaJosé-Miguel Ullán Hernández falleció el sábado en Madrid a los 64 años a causa de un cáncer. Nacido en 1944 en Villarino de los Aires, fue periodista y autor de más de una veintena de poemarios. Su capilla ardiente fue instalada ayer en el tanatorio de la M-30 y sus restos mortales fueron incinerados por la tarde en el cementerio de La Almudena de Madrid.