Estados Unidos
Las cajas solicitan ayudas para los hipotecados más desfavorecidos
madrid- Un plan a imagen y semejanza del lanzado por Barack Obama en Estados Unidos. Eso es lo que pidió ayer en el Congreso Juan Ramón Quintás, presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), para ayudar a los hipotecados en situación más precaria. El pasado mes, la Administración Obama comprometió 57.000 millones de euros para refinanciar las hipotecas de nueve millones de estadounidenses en situación apurada y Quintás quiere que el Estado y las entidades financieras, de forma conjunta, sigan sus pasos acordando la cuantía que cada uno aportaría al mismo. Para Quintás, tanto las entidades financieras como las familias saldrían beneficiadas. Las primeras, porque tendría más liquidez, lo que, a su vez, redundaría en una mejora del consumo. Y las segundas, porque contarían con una importante herramienta para contrarrestar una de sus grandes amenazas, la morosidad. En enero, la mora alcanzó una tasa no vista en doce años, el 3,8%, 4,45% en el caso de las cajas de ahorros. Sólo en 2008, las cajas tuvieron que echar mano del 22 por ciento de las reservas que tienen para afrontar impagos. Quintás reconoció que la alta mora de las tasas se deba quizás a que se excedieran «concediendo créditos a gente con dificultades», aunque aseguró que no se avergüenzan porque «la obra social está en nuestro ADN». Al referirse al sistema financiero español, el presidente de la CECA lanzó un serio aviso, aunque asegurase que, por el momento, no tienen problemas de liquidez. Quintás pidió que se refuerce la solvencia de las entidades para evitar el riesgo de quiebras y que haya que recurrir al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), al que comparó con un cementerio al que van las entidades moribundas y cuyos 4.000 millones de fondos no servirían «ni para empezar» si el sistema financiero se colapsa, según advirtió. «En España faltan médicos preventivos y sobran enterradores, porque el FGD es donde se sepultan las entidades malas. Y lo que nos debe preocupar es cómo mantener un sistema financiero que al final de la crisis no esté destrozado», afirmó. Como el vicepresidente económico, Pedro Solbes, o el de la AEB, Miguel Martín, Quintás se mostró contrario a que el Estado rescate entidades inviables porque lo que a él le preocupa es «que los vivos no enfermen y mueran. No me preocupan los cadáveres». Quintás pidió que se rescate entidades de «solvencia baja» que, por ello, no puedan dar créditos, y que se haga de forma temporal, voluntaria, transparente y con control estatal sobre los fondos públicos empleados. El presidente de la CECA, que advirtió de que si no se actúa con contundencia las consecuencias de la crisis podrían ser «dramáticas», defendió que si se tiene que entrar en la banca, se haga, porque «la UE no siempre será receptiva a ayudarla».
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