Llorente gana

Manolo Llorente ha ganado una nueva batalla desde la presidencia del Valencia. La misteriosa sociedad Dalport, con residencia en Montevideo, incumplió el jueves la primera de sus grandilocuentes promesas al no satisfacer los 200 millo- nes de euros con los que, al adquirir las acciones de los mayoritarios, se convertía en dueña de la sociedad. Hace unos días, Vicente So- riano, quien había sido su portavoz, se desentendió y miró hacia otro lado. Soriano, quien no logró remontar económicamente al club, a pesar de sus promesas de venta de las parcelas de Mestalla, reapareció con la empresa Dalport, que iba a convertir al Valencia en club modélico y rico, y también su gestión y sus promesas han resultado fallidas. Dalport no ha pagado en la fecha estipulada las acciones de varios de los ex dirigentes y, aunque mantuviera el po- der de Juan Soler y del propio Soriano, ya no alcanzaría la mayoría. Dalport, en el momento del impago, ha salido con una nota en la que acusa al club de boicotearle. El principal escollo de los montevideanos no consistía en tener que acudir a la ampliación de capital por el paquete de su supuesta mayoría, sino que no había conseguido avales para comprar lo que decía que ya era suyo. Manolo Llorente, sentado en el despacho presidencial, ha visto pasar el cadáver del enemigo. La ampliación de capital sigue su rumbo para la consolidación. Dalport ha resultado humo de cañas. De trigo, ni un grano.