Nueva York

Joaquín Bardavío: «Lo que más me gusta del mundo son los bocadillos»

Joaquín Bardavío: «Lo que más me gusta del mundo son los bocadillos»
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-¿Qué va a encontrarse el lector cuando abra «Crónicas de la Transición» (Ediciones B)?-Un libro que abarca la historia española desde 1973 al 78, es decir, desde el asesinato de Carrero Blanco hasta las primeras elecciones democráticas. En él van a encontrarse con los testimonios en tiempo real de los protagonistas de aquel período, desde Santiago Carrillo a Piniés, por poner dos ejemplos. -¿Qué diferencia hay entre los políticos de entonces y los de ahora?-La preparación. Los políticos de entonces eran gente que venían de la meritocracia, es decir, casi todos habían hecho oposiciones de alto rango: abogados del estado, jueces, diplomáticos… los políticos de hoy salen de la burocracia de los partidos. -¿Es el motivo de que ahora resulte casi imposible que dos políticos de signo contrario se entiendan?-Puede ser. Hay que tener en cuenta que en los años setenta había que hacer la transición política como fuera y eso forzó a que la gente se pusiera de acuerdo. Supongo que si hoy viviéramos una situación similar también ocurriría algo parecido. -¿La prensa también ha cambiado?-Mucho. Entonces éramos más libres porque los grupos políticos no presionaban como ahora. Desde el punto de vista ideológico la prensa no estaba asentada ni el sistema tampoco, incluso los periódicos, El País y ABC, dejaron a un lado las cuestiones ideológicas y se sacrificaron para asentar la democracia. Después, a partir ya de los ochenta, cambió la cosa y se desenfundaron los cañones. -Han cambiado los políticos, la prensa, ¿y los hábitos sanitarios de los españoles?-El español medio tiene más o menos los mismos hábitos, quizá ahora esté más mentalizado a la hora de cuidarse, se hagan más chequeos médicos, pero entonces ya se los hacían, no crea. En cuanto a salud lo que más ha cambiado curiosamente son las normas, ahora se echa la vista atrás y no es comprensible que se pudiera conducir un coche cuando habías bebido o que no te obligaran a llevar el cinturón de seguridad o el casco en el caso de las motos. En eso, en la seguridad vial sí han cambiado mucho los hábitos. -Usted se pasa muchas horas delante del ordenador, ¿cómo combate ese sedentarismo?-Andando, ando todo lo que puedo porque es un ejercicio completísimo. Antes, cuando era más joven iba al gimnasio, pero ya no. Lo que nunca he cuidado es el tema de las comidas, en eso soy muy desordenado, entre otras cosas porque lo que más me gusta del mundo son los bocadillos.-¿Fuma?-Hace seis años y medio que lo dejé y le aseguro que no pienso probar un pitillo. Antes ya estuve dos años sin fumar, hasta que un buen día me dio por volver a probarlo y recaí, así que desde aquí aconsejo al que lo deje que ni se piense volver a probarlo porque un solo cigarrillo significa volver al vicio.-¿Y lo sigue echando de menos?-Hubo un tiempo en que sí, pero ya no. Aunque vuelvo a lo de antes, ni se me ocurre encender un pitillo, por si acaso.-Dígame un sitio para viajar.-Dos: Nueva York y Bangkok, el primero por su oferta cultural y el segundo por su clima y por la simpatía de su gente.A vuelaplumaJoaquín Bardavío es un clásico del periodismo español, es de esos profesionales a los que le tocó vivir e informar sobre el período más apasionante de la reciente historia de España, la Transición. En su último libro «Crónicas de la Transición» se mete de lleno en aquellos años para que todos, los que la vivieron y los que no, tengan un conocimiento exacto de cómo se produjeron los hechos y qué pensaban los protagonistas.