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Cataluña
Los comerciantes recelan de la «nueva» Diagonal
Los comerciantes no se atreven a opinar sobre la reforma de la Diagonal porque aún no conocen el proyecto. Todo llegará.

barcelona- Los himnos urbanos de Facto Delafé y las Flores Azules tendrán que reinventarse dentro de unos años para hablar de la nueva Diagonal. Una avenida que los barceloneses aún no conocen, de la que se dice que habrá menos carriles para los coches, más espacio para los peatones y un tranvía que unirá el mar con la Zona Universitaria. El Ayuntamiento de Barcelona anunció hace meses que quiere reformar el tramo central de la Diagonal, el que va de la plaza Francesc Macià a Glòries, y pretende hacerlo con la complicidad de los ciudadanos. Para convercerlos de que «otra Diagonal es posible», en marzo arrancó el proceso participativo con una sesión informativa en Casa Àsia. Aceras saturadasEl arquitecto jefe del Ayuntamiento, Oriol Clos, en defensa de la reforma alegó que «la Diagonal está al límite». «Las aceras están saturadas. El carril bici, los quioscos y las motos mal aparcadas se amontonan en un espacio que tendría que ser para el peatón», explicó. Su idea es «recuperar el paseo de nuestros abuelos». Claro que en los años cincuenta no había ni una tercera parte de los coches que hay ahora, ni de gente. Pero la propuesta del arquitecto jefe es clara, «la reforma conllevará una redistribución drástica del espacio que pasa por quitarle sitio al coche para dárselo a los ciudadanos y al transporte público». La iniciativa más polémica de la Diagonal que pretende dibujar el Consistorio es unir con un tranvía Francesc Macià y Glòries. De hacerse realidad este proyecto, las dos puntas de la avenida, la Zona Universitaria y el Fòrum, quedarán enlazadas vía tranvía. La idea no gusta a todos, sobre todo, porque va acompañada de una medida impopular, reducir el espacio de coches y motos de diez a dos carriles, uno por sentido. Cuando ya hay quien ha puesto el grito en el cielo, el Consistorio ha invitado a los ciudadanos a hablar. El día 20 se organizará una sesión con los comerciantes, del todo necesaria, porque la mayoría no sabe nada de la reforma. «No puedo opinar sobre la reforma porque no sé de qué va», admite la propietaria de una tienda de moda que hay en el lado sur de la avenida, junto a la calle Casanovas. Precisamente, si hay algo positivo en la reforma para los comerciantes, hoteleros y restauradores que tienen un establecimiento en la Diagonal –unos 10.000– es que este proceso «puede servir para dinamizar el lado mar, muy castigado por la sombra», explica Miguel Ángel Fraile. El secretario general de la Confederación Española de Comercio tiene ganas de que llegue el día 20. «Es muy importante que el Ayuntamiento tome nota de nuestras inquietudes, porque nuestras demandas son diferentes a las de los ciudadanos», asegura. Fraile alerta de que Barcelona no es un «parque residencial». Recuerda al gobierno municipal que la ciudad vive de la actividad económica y advierte de que «si esta reforma se hace para convertir la avenida en un espacio lúdico, mataremos la Diagonal». Fraile no está de acuerdo con que la reforma premie a la bicicleta y, por el contrario, recuerda que sería un error dificultar aún más la carga y descarga. Fraile teme, sobre todo, las obras. «El Ayuntamiento ha demostrado que es un desastre gestionando obras, una vez más le pediremos compensaciones, a ver qué pasa», se pregunta.
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