Barcelona
Los festivales que agitan masas
La industria de la música en directo vive un momento tan dulce en España que, incluso después de la tormenta que ha barrido del mapa muchos festivales de pop/rock, el público responde con llenazos. Recientemente se ha podido ver algo así en el Primavera Sound, que reunió en Barcelona a 76.000 personas. El Festival Internacional de Benicàssim (FIB) ha agotado todo el papel hace semanas. La venta de entradas anticipadas se ha duplicado en La Mar de Músicas -que se celebra en julio en Cartagena- con respecto al año pasado. En el polo opuesto hay que citar el fracaso de la promotora de conciertos Sinnamon, que este año se ha visto obligada a suspender seis festivales por problemas económicos, incluido el Summercase. No han sido los únicos en pagar el pato de la crisis. Otros espectáculos musicales alimentados por ayuntamientos con dinero público no tendrán continuidad este año. «Sobreviven los que tienen una propuesta musical bien definida, los que han fidelizado a su público y han crecido paso a paso, sin alardes de nuevos ricos», comenta Ernesto González, del FIB. «Los excesos de años anteriores han pasado factura. No puede haber un festival con un cartel idéntico en todas las ciudades», explica Abel Suárez, del Primavera Sound. La oferta musical para este tipo de acontecimientos dista mucho de la británica, «pero está a la misma altura o incluso por encima de la de países como Francia, Alemania e Italia en cantidad y calidad», añade Suárez. «Además, existe una gran variedad. Hay festivales experimentales, los consagrados a la world music, los de pop rock y los metaleros. Hasta los de jazz han evolucionado. El Jazzaldia ha programado para este año a un grupo tan fuera de su perfil como Animal Collective», añade el portavoz del Primavera Sound. En un contexto tan poco propicio, algunos han encontrado la fórmula para crecer. Por ejemplo, el director de La Mar de Músicas, Paco Martín, ha contratado a 15 grupos más que en la pasada edición. «Tenemos el mismo presupuesto, lo que sucede es que este año los cachés de los artistas son más ajustados porque la burbuja ha estallado y los precios se han ido normalizando. Eso nos ha permitido fichar a más artistas con el mismo dinero». La invasión británica El FIB no sólo vende un cartel plagado de grupos superventas como The Killers, Oasis o Franz Ferdinand. «La gente viene a Benicàssim buscando mil experiencias, además de la música, claro. De hecho, existe una frecuencia de regreso del 70% entre el público». La particularidad aquí es que en torno al 60% de asistentes (50.000 por día) proceden en su mayoría de Reino Unido y el 40% de España. «Los británicos están acostumbrados a comprar la entrada por anticipado, una tradición que no existe en España. Eso ha provocado que tanta gente se haya quedado este año sin ticket», argumenta Ernesto González. Los festivales especializados también cumplen una misión cultural y son una cantera para forjar nuevas audiencias. Muchos veinteañeros que viven su bautismo musical en un festival de verano se convierten en público asiduo en los conciertos del resto del año. «En La Mar de Músicas traemos a artistas que mucha gente no conoce, pero se fían de nosotros y por eso vienen», afirma el director del veterano festival. El Primavera Sound ha «bendecido» a decenas de grupos desconocidos que después de tocar en su festival se han puesto de moda. Abel Suárez considera que la crisis ha afectado a los artistas más comerciales, pero no a las bandas y solistas de tipo medio y pequeño, muchas de las cuales han encontrado en internet la mejor plataforma para difundir su música y ganar audiencia en sus conciertos: «La gente está dejando de ir a los grandes conciertos de artistas ¿mainstream¿ pero lo cierto es que en las salas pequeñas hay muchos ¿sold out¿», asegura Suárez. La guerra de festivales que se vivió el año pasado -compitiendo en las mismas fechas para traer a los mismos artistas- ha dejado a Madrid como gran perdedora, al quedarse sin citas como el Summercase, el Festimad y el Weekend Dance: «Madrid se ha quedado sin festivales, pero es que además no existe un circuito para grupos que actúan en teatros, ni salas de un aforo para 2.000 personas», lamenta el portavoz del FIB. Además, algunas de las grandes estrellas han prescindido de la capital en sus giras internacionales, como U2 y Coldplay, que han optado por ir a Barcelona, una ciudad que goza de acontecimientos de prestigio internacional como el Sónar y el propio Primavera Sound, calificado por el crítico musical del «Washintong Post» como el mejor festival del mundo.
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