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Medvedev mueve sus misiles para probar a Obama

La Razón
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El miércoles, sólo unas horas después de confirmarse la victoria de Barack Obama, el líder ruso aprovechó su primer mensaje sobre el estado de la nación para anunciar su intención de emplazar misiles «Iskander» en el enclave de Kaliningrado. En su comparecencia televisada, Medvedev olvidó felicitar al senador por Illinois, cuyo nombre ni siquiera pronunció. «Sabemos que Rusia no es un socio fácil», reconocía ayer Frank-Walter Steinmeier, vicecanciller y ministro de Asuntos Exteriores germano. El anuncio del Kremlin supone, según el número dos del Gobierno alemán, «una señal equivocada en el momento erróneo». Kaliningrado, enclave alemán hasta 1945, constituye el punto más occidental de la Federación Rusa. En Bruselas, las reacciones de la UE y la OTAN no se hicieron esperar. «Colocar misiles en Kaliningrado no ayudará a aumentar la seguridad en Europa», advirtió la comisaria de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner. «Me pregunto cómo se pueden compatibilizar gestos así con la nueva política europea que Rusia dice defender», cuestionó Ferrero, justo una semana antes de que la cumbre de Niza comience a desbrozar el nuevo tratado de cooperación entre los 27 y Moscú. La invasión de Georgia y el posterior reconocimiento unilateral de Abjasia y Osetia del Sur cortocircuitaron en septiembre las conversaciones entre la Unión Europea y Rusia. Un mensaje parecido entonó el portavoz de la OTAN, Robert Pszczel. «Ubicar allí esos misiles no ayudará en nada a mejorar la relación entre Rusia y la Alianza», recalcó Pszczel, quien se declaró «seriamente preocupado» por el aviso de Medvedev. La posibilidad de que Kaliningrado acogiera una dotación misilística comenzó a gestarse depués de que Washington rubricara este verano sendos acuerdos con Polonia y República Checa para ubicar un sistema de proyectiles defensivos y un radar, respectivamente. Moscú se opone a que países que hasta 1989 pertenecieron al ámbito de influencia soviética se conviertan en aliados occidentales. Puerto báltico y rodeado por territorio de la UE -Polonia y Lituania-, la antigua Königsberg prusiana constituye un as en la manga de Medvedev. A 320 kilómetros de Varsovia y a 290 del emplazamiento antimisiles estadounidense, Kaliningrado supone una avanzadilla rusa en pleno corazón de la Unión Europea. «Estos misiles ofrecen la posibilidad de alcanzar Polonia, zonas de Alemania y de la República Checa», aclara Anatoly Tsyganok, responsable del Centro de Previsión Militar de Moscú. Sin embargo, el primer ministro polaco, Donald Tusk, restaba importancia a la bravata de Medvedev: «Yo no le haría mucho caso».