Mortal sopor

Dirección y guión: David S. Goyer. Intérpretes: Odette Yusman, Cam Gigandet, Gary Oldman, James Remar, Jane Alexander. Duración: 109 minutos. E UU, 08. Terror.Uno no sabe si la película «La semilla del mal» pretende legitimarse (¿ante quién?) buscando los orígenes genealógicos de su particular espíritu maligno (el dybbuk, un súcubo que existía antes incluso de que existiera el Tiempo) en los barracones del Holocausto, allí donde Joseph Mengele utilizó a los gemelos judíos para explorar los misterios de la genética. Cabe pensar que sí, que, después de perpetrar «Blade: Trinity», el impresentable David S. Goyer quería volver a presentarse en sociedad vistiendo este cúmulo de despropósitos con los ropajes de la respetabilidad antinazi. La cuestión es que, en este caso, la memoria histórica es sólo una endeble excusa para intentar explicar los motivos por los que un niño-demonio quiere renacer en el cuerpo de una pobre estudiante universitaria y completar así el infernal ciclo de la vida. La película, aburrida como es, se revela impotente a la hora de respetar una cierta lógica narrativa, con lo que al espectador no le queda más remedio que entretenerse pensando por qué es necesario un ATS en un exorcismo, dónde diablos está el padre de la heroína o cómo es posible que al inepto Goyer se le haya ocurrido una idea tan sugerente como la de ponerle una máscara humana a un perro.