País Vasco
Mucho más que un símbolo histórico del cambio en el País Vasco
El Parlamento vasco fue ayer protagonista de una jornada histórica. Por primera vez, una diputada del PP, Arantza Quiroga, fue elegida presidenta de la Cámara de Vitoria. Un hecho sin precedentes que ha sido posible gracias a la confluencia de dos de los logros más relevantes y esperanzadores de nuestra democracia: el consenso alcanzado por populares y socialistas para articular una alternativa al sectarismo nacionalista del PNV y la ausencia de representantes de ETA en el lugar sobre el que ha de erigirse la soberanía de la sociedad vasca. En su primera alocución al frente de la cámara, Quiroga se comprometió a ser la presidenta de todos los grupos y a trabajar por el equilibrio, la eficacia y el entendimiento del conjunto de la Cámara. Su mensaje conciliador, las palabras de agradecimiento que pronunció en euskera o el emotivo recuerdo que hizo de las víctimas del terrorismo constituyen un símbolo del nuevo tiempo que las elecciones autonómicas del 1 de marzo abrieron en el País Vasco. Pero más allá de este simbolismo, cuyo punto culminante llegará con la investidura de Patxi López como lendakari, la jornada debe suponer el punto de no retorno en la democratización real y definitiva de una comunidad que tenga en la defensa de la libertad de todos y en la derrota de los violentos sus dos principios innegociables.
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