Nunca es tarde

Dirección y guión: Rashid Masharawi. Intérpretes: Mohammed Bakri y Nour Zoubi. Duración: 71 minutos. Palestina/Túnez/Holanda, 2008. Drama. Resulta extraño que un taxista salga a trabajar con traje oscuro y una camisa blanca, impecable. Sin embargo, las dudas se despejan pronto, cuando a los espectadores nos informa el director de que el otrora abogado Abu Laila (un sobrio Mohammed Bakri) tuvo que buscar un nuevo empleo cuando el gobierno dejó de pagarle el sueldo mensual. El día que su hija Laila cumple 10 años, el hombre, un buen tipo, al cabo, le promete que llegará pronto a casa. Pero es tan difícil cumplir una promesa en tiempos malos... A pesar del ínfimo presupuesto, y en 70 escasos minutos, Rashid Masharawi sabe plasmar la compleja, violenta rutina del pueblo palestino, e incluso recurre durante ciertos tramos a la ironía y el humor (el episodio del móvil extraviado, por ejemplo) para desvincular a la obra en cierta manera de otros numerosos filmes de denuncia al uso y, de paso, aliviar el medio luto ante los asuntos belicosos, aun cuando al infeliz Abu, una especie de eco sociopolítico de aquel Paul Hackett que protagonizó «After Hours» (1985, Martin Scorsese) no le quede escollo alguno que sortear durante esas horas que está lejos de casa. Pero una niña le espera, y él sabe que regresará.