Badajoz
Patrullas de la Guardia Civil para proteger la fruta
Mérida- Un operativo formado por nada menos que180 patrullas de la Guardia Civil ha comenzado ya a vigilar diariamente los campos, caminos y carreteras de la provincia de Badajoz con el único objetivo de prevenir posibles robos de fruta durante la campaña de recogida de este año, que ya ha comenzado. Se cumple de esta forma una petición de todas las organizaciones agrarias extremeñas, APAG-ASAJA, UPA-UCE y COAG, hacia la Delegación del Gobierno en Extremadura para que, además de evitar los robos, se «garantice la calidad sanitaria de los productos que se consumen en los hogares». Y es que, según la delegada del Gobierno, Carmen Pereira, la preocupación por lo que sucede en los campos extremeños no es tanto por la cantidad de fruta que se roba como por el peligro que pueda haber hacia el consumidor, ya que mucha de la fruta robada termina vendiéndose en los mercadillos sin ningún control sanitario. Motivo por el que, según Pereira, se contará con la colaboración de la Policía Local de todos los pueblos y ciudades para que faciliten información sobre las personas que se dedican a la venta ambulante de fruta sin tener ningún tipo de permiso municipal ni de sanidad.En este sentido, desde las organizaciones agrarias se ha pedido la tipificación del robo de fruta en el campo como un «delito contra la salud pública» y que la misma designación se extienda a la venta de este producto cuando «se desconozca su procedencia y no haya pasado los oportunos controles de trazabilidad y garantía para el consumidor final». Precisamente, el presidente de Apag-Asaja, Bibiano Serrano, explicaba a este periódico el peligro que entraña para la salud que se robe la fruta en pleno tratamiento fitosanitario, ya que «se la llevan por la noche y por la mañana la están vendiendo en la calle». «Los agricultores llevamos a cabo unos rigurosos controles de trazabilidad desde que se planta el árbol, con los tratamientos que se le hacen, y esa trazabilidad se rompe cuando la fruta es robada con el consiguiente peligro para el consumidor final», añade.El problema radica sobre todo, según Serrano, en que el robo de fruta «le sale barato» a quien lo comete, ya que sustraen cantidades pequeñas de fruta «que no superan el valor de 400 euros, lo que está tipificado como hurto, por lo que son detenidos pero enseguida salen a la calle». «Nos encontramos ante verdaderas bandas organizadas o asociaciones familiares en las que cada uno roba una cantidad de fruta determinada, pero cuyo valor no pasa de esos 400 euros para que no les pase nada si los detienen; pero claro, si son 10 personas a 15 cajas cada uno, al final es mucha la fruta robada», concluye.
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