Pekín exige a Washington la entrega de los «terroristas» uigures

El Gobierno de Pekín no está dispuesto a aceptar que los 17 independentistas uigures (musulmanes chinos) detenidos en Guantánamo reciban asilo en un tercer país. Así lo manifestó ayer el portavoz del Ministerio de Exteriores, Qin Gang, que exigió a Estados Unidos que sean «repatriados cuanto antes». Así, China da un puñetazo en la mesa para quejarse de la decisión anunciada el miércoles por la Casa Blanca, cuando la Administración Obama puso fin al limbo legal en el que han vivido estos prisioneros desde que en 2004 el Pentángono descartó que fuesen «combatientes enemigos». A pesar de estar libres de cargos, hasta el miércoles no tenían a dónde ir, ya que la Justicia norteamericana les había denegado el asilo político.

Durante meses, Washington buscó con ahínco un tercer país para los «apátridas», pero la fortaleza diplomática de China fue amedrentando uno a uno a todos los candidatos, incluida Albania, nación en la que fueron a parar un grupo de uigures sacados de Guantánamo pocos meses después de que ser encarcelados.

El miércoles Obama encontró por fin el candidato perfecto: el archipiélago de Palaos, que no tiene ninguna relación diplomática con la República Popular China, ya que ni siquiera la reconoce como país. Palaos es una de las naciones que considera a Taiwán como la verdadera China. La recolocación de los prisioneros no le ha salido gratis a Obama: según la prensa norteamericana, Palaos recibirá a cambio 200 millones de dólares. Mucho para una isla en la que viven menos de 20.000 personas.