Bruselas
Predicar en el desierto
La Eurocámara avisó hace ya una década del riesgo de una crisis en el sistema. Aunque el papel del Parlamento continental no ha sido de simple espectador, tampoco ha podido hacer frente a la recesión económica en la que están sumidos los Veintisiete.
BRUSELAS- Hace un año, el Parlamento Europeo debatía sobre cómo combatir el encarecimiento del petróleo y de los alimentos. Tras la caída de Lehman Brothers, estas materias son las únicas que han dado un respiro a las achuchadas economías europeas y a los eurodiputados, que se han jugado durante los últimos meses en sus mandobles a la crisis la nota final de toda la Legislatura.Para algunos, no obstante, «la Eurocámara no ha tenido nada que decir en las respuestas dadas hasta ahora», como defiende Fredrik Erixon, director del Centro Europeo para la Política Económica Internacional. El responsable de este «think tank» indica que tanto por los propios poderes del Parlamento como por el procedimiento interno de la UE, en el que queda al final de la cadena, sus aportaciones llegan tarde y resultan secundarias. Planes por países«No tiene iniciativa legislativa, recibe las propuestas de la Comisión Europea y tampoco cuenta con un mandato fuerte para enfrentarse a los países en el Consejo». Para Erixon, y como comparten otros analistas, «su labor se ha centrado más en concentrar la atención de los países sobre determinados aspectos de sus planes de recuperación».Sin embargo, según recuerda el eurodiputado español José Manuel García Margallo también han avisado de cuándo venía el lobo. «Desde 1999 advertimos que la liberalización de los servicios financieros sin regulación y supervisión provocaría una crisis sistémica», recuerda el candidato del Partido Popular a las elecciones europeas, y que ha ocupado la Vicepresidencia del Comité de Asuntos Económicos durante las dos pasadas legislaturas.Para el veterano diputado, el papel de la Cámara no ha sido de simple espectador, como probó en sus llamadas al BCE para que fuera más agresivo en los recortes de tipos y a la Comisión en que amonestara a los países con déficit excesivo. García Margallo reconoce algunas críticas, como que el Consejo haya secuestrado en ocasiones al Parlamento, a través de la ósmosis de los eurodiputados del partido que gobierna en el país, pero deja otras, como la lentitud, en manos de la Comisión y en el Consejo, «que es donde se han estancado los temas».Entre los dosieres que han pasado por la cámara destacan normas como las que han determinado las exigencias de capital mínimo para los bancos, elevando el nivel de protección de los depositantes. Y ya en la bandeja de entrada figura para la próxima legislatura la propuesta que regulará los «hedge funds», prioritaria para los legisladores.
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