Balón de Oro

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La Razón
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No es Florentino Pérez hombre aficionado al farol. Si alardea, por esas virutas del poder que desprende la vanidad, es capaz de colocar a Zidane en el centro de la defensa. Así vio el final de la carrera de «Zizou» en el Real Madrid, hasta que le abandonó, le dejó a merced de otros presidentes y apresuró el ocaso aquel cabezazo a Materazzi.
No faroleaba Florentino con Kaká, a mil euros la hora, triple ingreso en la tesorería. Y va en serio cuando asegura que hará todo lo posible por contratar a Cristiano Ronaldo, lo cual, tras adquisiciones tan complicadas como las de Figo, Zidane, Ronaldo, Beckham o el mismísimo Ricardo Izecson dos Santos Leite (Kaká), suena veraz a cualquier seguidor del fútbol, a música celestial a cualquier madridista y a envidia mal disimulada cuando Joan Laporta, presidente del Barça, censura la inversión. Desembolso que se quedará corto al lado del previsto para Ronaldo, cifrado en 93 millones de euros para el Manchester United, más el diez por ciento para el agente del jugador, más la ficha... Si a Laporta el coste del primer fichaje de Florentino le parece «desorbitado» –sólo 24 millones menos pagó él por Alves–, el de «CR7» se le antojará apocalíptico, y cuando firmen Ribery, Villa, Alonso o Silva olvidará que ahora preside el mejor equipo de fútbol del mundo, y eso sí que es un pecado.