Asia
Quién mató a Bhutto
¿Quién mató a Benazir Bhutto? es la pregunta del momento. ¿Y quién envenenó a su hermano en París, hizo que el ejército se disfrazara de policía para acribillar a su otro hermano, quién –en definitiva– viene exterminando a la familia de la «casi-premier» paquistaní desde los años 90?
En estos días Pakistán vive, y va a vivir, disturbios que servirán al ex general Musharraf para recaudar más dinero de Washington y tal vez declarar otro estado de excepción, sabedor de que las elecciones del año que viene ahora le están abiertas de par en par. Puede que se nos presenten a un grupo de desgraciados ante las cámaras de CNN como autores materiales indiscutibles del atentado, en un proceso de investigación tan limpio como el que encarceló 8 años a su marido para «descubrir» que no había ninguna prueba en su contra.
Pero en Oriente Medio las paredes oyen, y en Karachi todo el mundo sabe que Benazir Bhutto fue asesinada momentos después de su mitin político por un islamista suicida enviado por el brazo local de Al Qaida. El mismo brazo local tan infiltrado en el ejército paquistaní que casi ya no hay ejército paquistaní.
El presidente Pervez Musharraf responsabiliza a «los extremistas islámicos» (sabedor de que no puede concretar más sin provocar las iras de Washington por su ausencia de lucha contra los talibanes) y dice que – ahora– redoblará sus esfuerzos para combatirlos. «Esto es obra de los terroristas con los que mantenemos una guerra», manifestaba hace escasas horas en un discurso televisado. Los talibanes controlan regiones enteras de Pakistán con el beneplácito del ex general. La retórica hueca no es exclusiva de «los socios de paz» palestinos.
Nawaz Sharif, el líder de un partido rival de la oposición y cercano a los talibanes, exigía la inmediata renuncia de Musharraf y anunciaba que su partido boicoteará las elecciones. La Liga Musulmana de Pakistán también anuncia lo mismo, pero nadie cree que con Bhutto muerta, la transición paquistaní a la democracia vaya a tener algún sentido. Por otra parte, los partidos antidemocráticos de origen islamista no necesitan excusas para boicotear unas elecciones, máxime alteradas por otro islamista suicida. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
El ataque islamista mató algo más que la persona de Benazir Bhutto. Probablemente haya asesinado la opción de democracia moderna que se esperaba en ese convulso país. Pero sobre todo, la bomba de ayer muestra que es imposible pacificar chamberlianamente una nación tan atormentada por la violencia islámica, y además se abre un interrogante peligroso respecto de la estabilidad nuclear cuando un Gobierno como el paquistaní, que dispone de armamento de ese tipo, se muestra incapaz de prestar la seguridad más elemental ya no en las instalaciones nucleares, sino en la calle.
¿Quién mató a Benazir Bhutto? La élite de Pakistán que conservará el poder en el 2008.
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