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Roth desde la orilla de la muerte

La Razón
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No es extraño que Roth, que en sus dos últimas novelas, «Elegía» y «Sale el espectro», ha llevado a sus personajes hasta la orilla de la decrepitud, en «Indignación» se haya propuesto dar un paso más y cruzar la frontera y contar la vida de Marcus Messner desde un lugar en el que ya no hay marcha adelante, sino la memoria persistente, circular, detenida para siempre en la lejana juventud. Messner, el protagonista, es desafortunado: hijo único, vive en Newark y trabaja todo el día en la carnicería kosher de su padre. Como a un buen hijo judío, educado en los suburbios, le han enseñado que debe hacer lo que hay que hacer aunque no le guste hacerlo: desplumar y destripar pollos y limpiar cubos repletos de grasa. Se considera una persona agradable, que sonríe a las clientas pero que, por dentro, mastica una rabia voraz hacia el mundo que le rodea y la familia que le asfixia. Troceando carneEs el año 1951, la guerra de Corea amenaza con engullir a miles de jóvenes y Marcus, de 19 años, no está dispuesto a morir en el campo de batalla. Tampoco desea pasarse la vida troceando carne en un mostrador de madera, porque está muerto. Pero «Indignación» no es una historia de fantasmas, a pesar de que Marcus regresa al pasado irrecuperable y rememora los hechos que acabaron llevándole al más allá, cuando huyó de Newark y de la protección de sus padres para adaptarse a la severa disciplina de una universidad de Winesburg, un territorio del medio oeste compuesto por maestros, solteronas y mujeres como Olivia, una chica con ganas de quitarse la vida y de arrojarse a la entrepierna de todos los estudiantes y que se convirtió en la cuna de su eterna pesadilla. Sin la pretensión de hacer un alegato antibélico, Roth se inmiscuye en el clima moralista y antisemita de la época y compone un escenario patético y alocado, un sitio por el que ha transitado en «Goodbye, Columbus» y en «Deudas y dolores» y que revisita en esta novela fúnebre y jovial, un tanto menor si se la compara con «Pastoral americana». Roth, con 75 años, sigue publicando y en breve se sumarán dos más: «The Humbling» y «Némesis». Mientras, habrá que esperar a leer esta novela sangrienta y filosa de un autor que se anticipa a su propia despedida y comienza a narrar, ya, desde la muerte.