«Si al sexo le quitas el amor y el misterio es aburrido»

-Presenta ahora «Este libro arde entre mis manos» (Huerga y Fierro), sus nuevos poemas. ¿Hay que llamar a los bomberos?

-Mejor dejar que arda: se pretende que la llama siga encendida. Yo me quemo escribiendo y quiero que se queme todo el que lo lea.

-No será pirómana, ¿eh?

-En todo caso, sólo al estilo de san Juan de la Cruz. Todo ardía en él.

-Y usted, ¿es ardiente?

-Sí. Siempre hay que estar ardiendo de amor.

-¿Qué libro quemaría?

-Ninguno. Ni tan siquiera «Mi lucha», de Hitler. Nos sirve para conocer mejor al ser terrible que fue.

-Dice su prologuista, Jesús Ferrero, que el libro está concebido como un ejercicio espiritual...

-Es un ejercicio espiritual sin curas. El arte es una meditación constante.

-Quizá ahora nos convenga a todos hacer ejercicios espirituales...

-Creo que sí. Nos olvidamos de alimentar al espíritu, y de ahí vienen nuestros males. Queremos ser adolescentes siempre. No maduramos. No crecemos. Esta es una sociedad Peter Pan.

-¿También el espíritu está en crisis?

-Sí. Hay afán de matarlo, de negarlo. No está bien. La materia es aburrida. El sexo, si le quitas el amor, el misterio, lo que de sagrado tiene, es aburrido.

-¿Retrata mejor lo espiritual en la poesía que en la fotografía?

-Sí. Con la palabra se llega más lejos que con la imagen. Empiezo a dudar de que una imagen diga más que mil palabras.

-Vuelvo al libro. Dice «Vacío» y deja la página en blanco...

-Hay que vaciarse para llenarse. Hay que vaciarse de egos, ideas preconcebidas, prejuicios. De juzgar a las personas sin conocerlas.

-Dice «Nada» y no escribe más...

-Así expreso la nada. La nada también es todo, la potencia creadora de la que parte todo. Todo salió de la nada.

-Dice «Silencio» y es el punto final de su libro...

-El final es el silencio, y también el principio. Necesito mucho el silencio. Antes buscaba mucho la compañía, hasta que descubrí que sola me recargaba, me regeneraba.

-Los internautas han votado su palabra favorita: malevo.

-Suena a tango. No me interesa mucho. La mía es luciérnaga.

-Afirma Kaká: «La Biblia dice que la vida nos da más de lo que pedimos y a mí me ha ocurrido». ¿Y a usted?

-Yo sólo pedí ser artista e inventar colores, y en eso estoy.

-Dicen que vamos hacia el capitalismo espiritual. ¿Se imagina qué es?

-Me suena a secta, a nuevo negocio. La espiritualidad debe ser gratis.

-Recuerde una locura que hayan hecho por usted...

-Una mañana le dije a un amigo que vive en Barcelona que esa tarde iba a ir al cine, en Madrid. Cuando llegué a la puerta del cine él estaba allí, con dos entradas en la mano.

-Una vez me dijo que aspiraba a levitar. ¿Todavía...?

-Van a creer que estoy loca, pero no me importa, lo diré. Una vez sentí que estaba flotando encima de la cama. Mi cuerpo flotaba. No sentí miedo.

-¿Está segura de que no la sostenía Brad Pitt?