Feria de Bilbao
Dramática cornada a Israel Lancho
- Las Ventas (Madrid). 20ª de feria. Toros de la ganadería de Palha, buenos 2º, 4º y 5º con sus matices. Casi lleno.- Paulita, de frambuesa y oro, pinchazo, bajonazo (silencio); estocada (pitos).- Serranito, de turquesa y oro, pinchazo, media, aviso, descabello (silencio); pinchazo, estocada baja, siete descabellos, aviso (pitos).- Israel Lancho, de botella y oro, estocada que hace guardia, aviso, dos descabellos (silencio); estocada contraria (herido).- Parte médico de Lancho: Cornada de 20 centímetros en el hemitorax izquierdo con orifico de salida. Muy grave.
Ya había caído la tarde y el fracaso se había apoderado de cada poro de la plaza de Madrid. Metidos en la final futbolera y con la Monumental más vacía que nunca, sobrevino el drama para Israel Lancho y quedó Madrid gélida. El polo opuesto al calor de la Corrida de la Prensa y la revolución de Luque. Se perfiló Lancho para estoquear al sexto y hundió la espada, contraria si cabe en el montado toro, pero a la vez que se deslizaba el acero, como puñal de fuego metía el toro el pitón por el cuerpo del torero. Cornada fuerte, fortísima, dolorosa a la legua; le reventó el animal por el hemitórax izquierdo. Se lo llevaron rápido a la enfermería, la sensación era de urgencia extrema. Un minuto después moría el toro. Una estocada mortal que dejará huella para siempre en el cuerpo del torero. Cerraba así una faena de pocas glorias a un animal que iba y venía, sin llegar a definirse, pero sin ponerle tampoco en grandes apuros. A esas alturas, Madrid latía a enfado. Los toros de Palha ganaron el pulso a la tarde y ya no había manera de remontar aquéllo. Hubo toros, llenos de matices, algunos para disfrutar y otros para lanzar al aire la moneda que en esta plaza tanto vale. Ni una ni otra cosa ocurrió. Pero vayamos por partes, que el festejo lo merece. El picador echó la lanza de fuego a su tiempo y dejó una vara perfecta al primero. Lo hizo bien Álvaro Rodríguez, de ley reconocérselo. Apretó tras los banderilleros y se desfondó el toro en el último tercio. Paulita no cruzó la línea sosa de su antagonista y la faena quedó entre silencios. Tuvo nobleza el cuarto y más claridad en el viaje que el resto, sobre todo por el pitón zurdo. Tenía por ahí hasta temple el toro. Pero a Paulita se le asomaron muchas dudas y pocos argumentos. Se iluminó en un par de naturales mas la fugacidad le descompuso y el éxito fue una utopía. Contuvo la respiración Serranito cuando quitó al primero. ¡Menuda declaración de intenciones! La respiración, digo, la contuvimos todos después al percibir la justeza al límite de las gaoneras. Le salieron de las buenas, no cabía ni media mentira en tanta verdad. Le tocó después un segundo, primero para él, que tenía que torear, pero nadie dijo que la misión fuera fácil. Sometido se empleaba más, al mínimo resquicio de encontrar el toro dominio azuzaba en busca de libertad. El torero no cejó en empeños y alargó la faena como arma, pero no acabó de tomarle la medida. Le desbordó.El quinto fue un buen toro, se portó en varas, donde le pegaron de más, y tuvo clase en la muleta. Serranito estuvo más centrado y encajado, pero no logró que rompiera la tarde a favor. Le faltó reunir las embestidas, hilarlas, condecorarlas... No hubo manera y el festejo caía al abismo. Cumplió en el caballo el tercero y se dolió en banderillas; las dos versiones hay que contarlas. Anduvo la cuadrilla a menos y quiso Israel Lancho aspirar al más. Tenía muchas complicaciones el astado, reponía a la velocidad del rayo y regalaba tornillazos. Pero transmitía, que es lo que le hace posicionarse al público. Lancho quiso pero no siempre pudo y de no poder le desarboló en más de una ocasión. Y lo largo entre el sí y el no lleva a la nada. Y justo ahí vino a acabar todo, en el limbo, sólo que la sangre derramada olía a tragedia.
Nimes: tarde sin historiaLa primera corrida de la Feria de Pentecostés de la localidad francesa de Nimes se saldó con un pobre balance puesto que el viento complicó las cosas a la terna. Se lidiaron toros de la ganadería de Miura bien presentados y manejables. Juan José Padilla, silencio y saludos tras aviso; Rafaelillo, silencio y ovación; y Juan Bautista, saludos en ambos. Más de dos tercios de entrada en los tendidos.
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