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Alicante

Solbes paga el coste político de la crisis que le hizo quedarse hace un año

Pedro Solbes sale del Gobierno un año después de haber accedido a repetir ante la delicada situación de la economía, que en doce meses ha derivado en una grave recesión y le ha colocado, junto a Zapatero, en el blanco de todas las críticas. Tras ganar las elecciones del 9 de marzo, Zapatero le pidió que se quedara y ante los problemas que se avecinaban Solbes no pudo, o no supo, decir que no. Volvió así a ser el responsable del equipo económico del Ejecutivo para afrontar la que entonces tanto él como el resto de ministros y el propio presidente aún calificaban sólo de desaceleración. En este tiempo, la crisis financiera internacional se recrudeció y trajo consigo una crisis económica global, que en el caso de España hizo imposible un ajuste suave como el que esperaba el Gobierno. El cuarto trimestre de 2008 confirmó la entrada de la economía en recesión, aunque ya eran muchas las cifras que mostraban la grave situación, como el ininterrumpido incremento del paro durante doce meses, que coloca la cifra de desempleados en 3,6 millones. Junto al paro y la destrucción de empleo, sobre todo en la construcción, otro problema ha traído de cabeza al Gobierno, y en particular a Solbes: las dificultades del sistema financiero. El paquete de medidas que se aprobó para ayudar al sector no ha solucionado aún el problema de la restricción del crédito, y para colmo, España vivía hace una semana la intervención de una de sus entidades financieras, Caja Castilla-La Mancha. Es cierto que se trata de la única intervención española en veinte meses de crisis financiera, pero se suma a toda una serie de problemas que acechan a la economía, dificultades que persisten y se agravan a pesar de los seis paquetes de medidas que el Gobierno ha aprobado en esta segunda legislatura. Unas medidas para las que el Gobierno ha pedido tiempo pero que siguen recibiendo las críticas de unos y otros. Pedro Solbes Mira (Alicante, 1942) deja una cartera que no sólo ocupó la pasada legislatura, sino también entre 1993 y 1996, en los últimos años del Gobierno de Felipe González. Antes, entre 1991 y 1993, fue ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación (1991-1993). Cuando José Luis Rodríguez Zapatero ganó las elecciones de marzo de 2004, Solbes regresó a la política nacional tras cinco años como comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, puesto que confirmó un prestigio internacional que conserva. En la primera legislatura de Zapatero fue un ministro eficiente, riguroso con los datos, prudente con las previsiones económicas -que siempre se superaron, hasta el año pasado- y crítico, si así lo creía necesario, con las pretensiones de gasto del resto de los miembros del gabinete. En ese periodo, España creció por encima de sus socios europeos, se logró un récord de ocupación y un superávit público para, llegado el caso, afrontar periodos menos propicios de la economía, según prometió Solbes. Ese momento ha llegado: las cuentas públicas incurren ya en un elevado déficit por los gastos derivados de la crisis y ante los menores ingresos por la caída de la actividad o por los efectos de las rebajas fiscales decididas con anterioridad. Solbes deja un departamento que debe afrontar el que todos prevén como el peor año de esta crisis: el Banco de España auguraba el pasado viernes una caída del PIB del 3 por ciento en 2009, una estimación que el vicepresidente segundo admitió como posible. Y es que el ministro, pese a todo, se ha mostrado siempre mucho menos optimista que su presidente y que otros miembros del gabinete. Solbes se implicó de lleno en la campaña del 2008, sacó a pasear su ironía y sus dotes para el debate y salió vencedor del esperado "cara a cara"con el ex presidente de Endesa y número dos del PP por Madrid, Manuel Pizarro. No sería el último combate, porque en este año, a medida que empeoraba la situación, ha tenido que enfrentarse a muchos otros, sobre todo en las sesiones de control en las Cortes, convertidas cada semana en un duro examen sobre la crisis y su gestión. Cuando se produjo la dimisión de Mariano Fernández Bermejo al frente de Justicia, Solbes volvió a hacer uso de su ironía cuando dijo que le "envidiaba"por ser ex ministro, una reflexión que le valió numerosos reproches. Pronto se apresuró a negar que quisiera dejar el Gobierno, pero un mes después de aquello Zapatero ha decidido su recambio, y el ministro más serio, callado y técnico, el más respetado y conocido en Europa, paga hoy el coste político de esta crisis.