San Sebastián
Stuttgart descubre una estrella
El ballet alemán estrena hoy en el Teatro Real el «Romeo y Julieta» de John Cranko con la española Alicia Amatriain como primera bailarina
Tamara Rojo, Lucía Lacarra, Ángel Corella e Igor Yebra, entre otros, son figuras del ballet clásico que se han hecho un nombre en el mundo de la danza, y su éxito internacional ha hecho que en España sean reconocidos como estrellas. Pero la carrera de Alicia Amatriain, nacida en San Sebastián, ha pasado casi desapercibida, aunque es, desde hace siete años, primera bailarina del Ballet de Stuttgart, en la actualidad, uno de los mejores del mundo. Con catorce, viajó a esta ciudad alemana desde San Sebastián de la mano del entonces director de su conservatorio, Peter Brown. «No estaba segura de que quisiera continuar bailando, pero me ofrecieron una oportunidad y no la podía rechazar», comenta Amatriain.
Hoy, en el Teatro Real de Madrid, se saldará una parte de esta cuenta pendiente con su representación del «Romeo y Julieta» de John Cranko, con música de Prokófiev. «La Julieta de esta coreografía es como Shakespeare la describió: una niña que le viene todo el mundo encima muy rápido, como cuando yo me fui a Alemania», dice la bailarina. «Cranko tenía su visión, pero la obra está hecha para dar libertad al artista y que cada uno haga su propia Julieta», añade Amatriain, quien destaca «la unión entre movimiento y música» que ha conseguido convertirla en una pieza clásica del repertorio. Esta versión del drama de Shakespeare fue creada para el Ballet de Stuttgart, y, tras treinta años, es la más utilizada entre todas las compañías del mundo. En España, el ballet alemán no la representaba desde 1976 y, para esta ocasión, ya ha agotado todas las entradas.
Breve paso por España
Poco podremos disfrutar, sin embargo, de las virtudes de esta bailarina en España, ya que tras sus dos actuaciones en el Real (hoy y el próximo sábado), junto a Friedemann Vogel en el papel de Romeo, continuará en el Stuttgart porque «es mi familia». Los directores y coreógrafos españoles tampoco la llaman para ser bailarina invitada: «Creo que ni me conocen. Desde luego, nunca han contactado conmigo».
Con repecto a la danza en España, la bailarina no ve «falta de talento o de maestros. El problema es que no hay salidas si no quieres hacer sólo el trabajo de una persona. Adoro las coreografías de Nacho Duato, pero incluso con 28 años, no me gustaría centrarme sólo en una cosa».
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