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Telenovelas la vida por entregas

Telenovelas, la vida por entregas
Telenovelas, la vida por entregaslarazon

Un primer plano de Christian José inunda la pantalla. La música alcanza su cénit. Ha llegado el momento de la confesión: el hijo que María Elena lleva en su vientre no es suyo. Éste podría ser el arranque de un capítulo de una telenovela latinoamericana, una de esas historias seriadas que enganchan en la sobremesa a millones de espectadoras (incluso más hombres de los que se atreven a confesarlo). El género, que apenas ha experimentado cambios desde su aparición hace cincuenta años (aunque se haya adaptado), goza de una salud envidiable. La Casa de América abre desde hoy sus puertas a lo que denomina entre interrogaciones «¿cultura sentimental latinoamericana?». Sus orígenes, argumento, música, personajes o su idiosincrasia dependiendo del país de origen, serán analizados por expertos cubanos, venezolanos, mexicanos y brasileños. Empecemos por el principio. Transmitir valores ¿Qué se entiende por telenovela? Alberto Barrera, periodista y escritor venezolano que estará en Madrid, responde: «Es un gran espectáculo del sentimiento, el melodrama absoluto donde lo único que importa es lo que se siente. Se trata de un género muy apegado a las músicas de Latinoamérica, como el tango, el bolero, la ranchera, que, a veces, marcan su compás», asegura. Un producto que defiende muy ligado a la cultura del país en el que los diálogos tienen una importancia capital. La investigadora argentina Nora Mazziotti asegura «que juegan en conjunto con los primeros planos y son redundantes. No es sólo lo que se dice, sino cómo se dice. Las palabras está medidas y las pausas perfectamente estudiadas», opinión que comparte el escritor Alberto Barrera, que va un paso más allá al segurar que «significa una oportunidad de vivir para escribir, aunque quizá no acabe de estar del todo bien vista porque nos dirán que vendimos el alma a la televisión», confiesa, al tiempo que desgrana no uno sino varios nombres de autores iberoamericanos de primera fila que se han curtido en la escritura de guiones de telenovelas. «García Máquez, Mutis, que trabajó durante una temporada doblando en México, Cabrera Infante, Jaime Baily son algunos de ellos». También Jorge Edwards . La telenovela ha servido también como vehículo para aprender el idioma, sobre todo en los países de Europa del Este, que emiten sin doblar. Un dato lo avala: entre 1994 y 2004, el mercado latinomericano ingresó más de 200 millones de dólares sólo proveniente de este segmento de Europa. El primer serial que marcó la pauta en Iberoamérica y abrió el camino a una senda tan fructífera como productiva fue «El derecho de nacer», a través de las ondas de CMQ Radio en La Habana, escrita por Félix B. Caignet. Diez años después, el mismo canal de televisión la estrenó a nivel mundial. El dramón protagonizado por Isabel Cristina y Albertico Limonta saltó de país en país, se hicieron 15 versiones televisivas, dos cinematográficas, publicaciones y fotonovelas. Según una lista elaborada por Associated Press encabeza la nómina de las diez más influyentes de la historia. La evolución de la mujer Barrera asegura que han desempeñado un papel fundamental en la educación iberoamericana, porque «han sido una correa de transmisión de valores que no se ha estancado, sino que se han adaptado. Por ejemplo, en lo que se refiere al papel de la mujer, que ha ido evolucionando. La visión de los 70 no es la que nos ofrecen hoy desde la pantalla», aunque señala que es una industria que se mueve con lentitud.La mansión dieciochesca deja paso a los apartamentos en plena metrópoli, a la corrupción política y las últimas novedas tecnológicas, entre ellas el móvil, «que ha acortado las distancias de una manera increíble. El celular acompaña al protagonista lo mismo que a cualquiera de nosotros. El galán ya no ha de esperar eternamente la llamada sin moverse del saloncito», comenta Barrera. Mazziotti añade las pruebas de ADN, «ya que la filiación, elemento clave en estas historias, resulta más sencilla de reconstruir». Pero, ¿existe una fórmula para que la telenovela se mantenga, cope audiencias, después de más de medio siglo? El venezolano Barrera lo tiene claro: «La mecánica no ha variado, aunque evolucione y se adpte. Es un género que depende del chisme. Es decir, un suceso que podría contarse en dos minutos se narra en 120 horas. En segundo lugar, el público, nos guste o no, sigue demandando lo mismo cinco lustros después: quiere soñar. ¿Para qué variar la fórmula entonces?», se pregunta. Y aún añade un tercer elemento: el enigma del final, «que no es tal, porque desde el primer capítulo ya se sabe quién es el bueno y quién el malo. Los espectadores del teatro griego sabían cómo acababa Edipo, pero querían verlo. Lo mismo sucede aquí», opinión que comparte Mazziotti, que añade que la música «subraya la acción porque cuenta el mdelodrama. Es incidental, pero también se convierte en banda sonora», declara. Si han de destacar una telenovela sobre las demás, la opinión es unánime entre los expertos: «Betty la fea» ha revolucionado el género al haber introducido el humor como novedad. Para Barrera, «ahorita es mucho más trágico no ser guapo que hijo natural. La muchacha es fea el 90 por ciento de la historia, pero el espectador desea verla bella al final. Si ha de esperar 200 capítulos, aguantará», asegura. Se han realizado más de 50 versiones: hay una Betty norteamericana, india, china y hasta turca. Y añade a «Betty» «Leonela», escrita por Delia Fiallo, «una telenovela muy arriesgada que partía de una violación, el peor de los agravios». Mazziotti, gran consumidora, se decanta por la mexicana «Corazón salvaje», también por «Montecristo» y «Vidas robadas». Para Reynaldo González, «El derecho a nacer» no es sino una versión de Edipo actualizada. Y añade una segunda, «La esclava Isaura».