País Vasco

El municipio más rico del País Vasco: más del doble que la renta familiar media en España

Un pequeño pueblo vizcaíno en plena naturaleza, encabeza el ranking de renta familiar media del País Vasco muy por encima de la media nacional

El municipio más rico del País Vasco: más del doble que la renta familiar media en España
El municipio más rico del País Vasco: más del doble que la renta familiar media en EspañaWikiloc

Cuando se piensa en los municipios con mayor renta de España, es fácil imaginar grandes ciudades o zonas residenciales de lujo. Sin embargo, el caso del País Vasco rompe con ese estereotipo. En esta comunidad autónoma, el municipio con la renta familiar más alta no es una gran capital ni una exclusiva urbanización, sino un pequeño pueblo rural: Garay, situado en el corazón del Duranguesado, en Vizcaya.

Según los últimos datos publicados por el Instituto Vasco de Estadística (Eustat), la renta familiar media en Garay alcanza los 92.023 euros anuales, lo que lo convierte en el municipio más rico del País Vasco. Para contextualizar esta cifra, basta compararla con la renta familiar media en España, que en 2024, según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, fue de 42.269 euros. Garay, por tanto, más que duplica la media nacional.

¿Qué es Garay y por qué destaca?

Garay no es un gran núcleo urbano ni un enclave turístico masificado. Con apenas unos centenares de habitantes, unos 342 habitantes, según determina el INE; este municipio vizcaíno se encuentra a los pies del monte Oiz, rodeado de bosques, prados y una tranquilidad que parece anclada en otro tiempo. Pese a su tamaño, su economía está notablemente activa. Tradicionalmente centrada en la explotación forestal, la ganadería y la agricultura, en los últimos años ha sabido diversificar su modelo productivo y beneficiarse de su cercanía a núcleos industriales como Durango.

El País Vasco, por encima de la media española

El informe de Eustat refleja también que la renta familiar media en la Comunidad Autónoma Vasca fue de 50.367 euros en 2022, una cifra sensiblemente superior a la media estatal. En ese contexto, Guipúzcoa encabeza la lista provincial con 53.652 euros, seguida de Vizcaya con 49.438 euros, y Álava con 46.542 euros.

Entre las capitales, San Sebastián lidera con 62.010 euros, consolidándose como una de las ciudades más prósperas del Estado. Le siguen Bilbao (50.389 euros) y Vitoria-Gasteiz (46.906 euros), ambas también por encima de la media nacional.

Desigualdades internas

No obstante, estos datos también revelan notables desigualdades internas. Mientras que Garay lidera con sus más de 92.000 euros, otros municipios, especialmente rurales o de menor desarrollo económico, se sitúan muy por debajo. Es el caso de Baños de Ebro/Mañueta, en Álava, que registra una renta familiar media de apenas 27.552 euros, según el mismo informe.

Estas diferencias reflejan una realidad compleja en el País Vasco: una comunidad autónoma con indicadores económicos globalmente positivos, pero con desequilibrios significativos entre sus territorios, influenciados por factores como el acceso al empleo, la industria, la demografía o la conectividad.

Más allá de los números, Garay es también un lugar lleno de patrimonio e identidad cultural. Entre sus principales atractivos destacan el Palacio Garai Goitia, la iglesia de San Miguel de Arcángel, y la ermita de San Juan de Momoitio. Además, el entorno natural del municipio es inmejorable, con joyas botánicas como la Encina de Etxeita, declarada árbol singular por sus dimensiones y belleza.

Este equilibrio entre bienestar económico, entorno rural, patrimonio histórico y calidad de vida podría ser una de las claves del “éxito silencioso” de este pequeño municipio vizcaíno.

El caso de Garay demuestra que la riqueza no siempre se concentra en las grandes ciudades o en los centros financieros. A veces, los pueblos más pequeños esconden realidades prósperas y modelos de desarrollo equilibrado. No sólo es el municipio más rico del País Vasco, sino también una prueba de que se puede crecer económicamente sin renunciar a la tranquilidad y al respeto por el entorno.