País Vasco
«Terminó la impunidad y la arrogancia de los que usan la capucha»
El lendakari avisa a la banda de que «Euskadi se construirá sobre la memoria de las víctimas, no de los verdugos».
Bilbao- Un silencio sólo roto por una marea de aplausos recorrió ayer las calles de Bilbao. Desde la Plaza del Sagrado Corazón hasta el Ayuntamiento las muestras de cariño y los gestos de dolor se repetían en recuerdo del inspector Eduardo Puelles. Un recorrido bajo el lema «Por la libertad, ETA no» concluía en la escalinata del Consistorio bilbaíno. Allí, con la cabeza bien alta, abrazando la bandera de España y arropada por sus hijos Rubén y Asier, la viuda de Puelles, Paqui, llena de entereza, advirtió de que «no les voy a dar el gusto de verme llorar, lloraré en mi casa, aquí no».La mujer del policía asesinado lanzó un mensaje a los etarras y a todos los que les secundan: «Sólo habeis conseguido dejar dos huérfanos y una viuda, nada más. Aquí hay mucha gente como mi marido. Os va a costar mucho acabar conmigo, sois asesinos». «Son asesinos»En el País Vasco, afirmó, «se puede vivir muy bien, porque hay gente muy decente y muy honrada, donde cada uno tiene sus ideas pero las defienden hablando y no matando». Tras mostrarse «muy orgullosa» de su marido, denunció que los terroristas que han acabado con su vida «son asesinos, no presos políticos». «Que no vengan sus familias pidiendo dinero para ir a verlos porque son presos políticos. ¡Mentira!, son asesinos», exclamó.Ante ella, escuchando sus palabras y aplaudiendo se mantenían unidos la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega; el lendakari, Patxi López; el consejero de Interior, Rodolfo Ares; la vicesecretaria de Organización del PP, Ana Mato; el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti; el secretario general de IU, Cayo Lara, y el presidente del PNV en Vizcaya, Andoni Ortuza, entre otros. Las ovaciones se repetían a lo largo de todo el recorrido. Miles de personas mostraban su repulsa con pancartas en las que se podía leer «ETA no, ETA ez» y con reflexiones en voz alta. «Todos estamos bajo los ojos de esta gente», comentaba un hombre. «Los terroristas se están riendo de nosotros y sólo son un ocho por ciento de esta maravillosa tierra», replicaba otro. «La gente está muy cansada, salimos retando al miedo», aseguraba María Gaicocha. Pero lo que abundaba en las calles era la rabia contenida, las miradas anónimas, muchas cubiertas por gafas de sol, niños de apenas tres años aplaudiendo y tiendas vacías porque sus dueños habían salido para homenajear a Puelles. Antes de que la viuda hablara, el lendakari lanzó una rosa simbólica al viento, junto con el nombre de Eduardo Puelles «para despertar las conciencias dormidas». El lendakari, en un emotivo discurso dio las gracias «a todos los que arriesgan su vida por la libertad, policías, jueces, profesores, periodistas… porque ellos son de los nuestros». López aseguró que «estamos dispuestos a hacer frente a ETA. Queremos ser libres. No vamos a ceder ni un milímetro a los silencios cómplices ni a los chivatos del fascismo que falsifican las palabras y sólo buscan súbditos del terror». López, en el mismo tono duro que utilizó el viernes, avisó a ETA de que «ya ha perdido, nunca van a conseguir nada y será derrotada, porque los demócratas estamos juntos y unidos, y nunca vamos a ceder a su chantaje». En esta línea, subrayaba que «para los demócratas es más importante lo que nos une que lo que nos separa, y este país se construirá sobre la memoria de las víctimas y no la de sus verdugos». El jefe del Ejecutivo vasco reiteró que Puelles, «ciudadano asesinado por defender la libertad de los vascos, era uno de los nuestros», y destacó que «gracias a él y a otros muchos como él, gracias a los miembros de la Ertzaintza, de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, los vascos y las vascas vamos arrancando, trozo a trozo, con desgarro y sufrimiento, la mordaza de nuestra libertad».Finalmente, tras leer un poema de homenaje escrito por él, recalcó que «asumimos nuestra propia responsabilidad colectiva como país y decimos que se acabó la impunidad, se acabó la arrogancia de quienes utilizan el argumento del amparo velado de la capucha. Venimos dispuestos a abrir el tiempo en el que nadie tenga que ocultar que es ertzaina o policía a sus vecinos; en el que nadie tenga que callar sus opiniones por miedo; en el que nadie tenga que bajar la voz para decir lo que piensa, por temor a que le escuchen».El lendakari hizo un llamamiento a la sociedad vasca, para que se ponga en pie «con la dignidad de los justos, para abrazar al que piensa diferente; para defender al que tiene otra identidad; para preservar lo mejor de nosotros mismos: la convivencia de los distintos y la libertad de los iguales y para decir a ETA que ya han perdido».
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