Tocar el cielo

Dirección y guión: Pete Docter y Bob Peterson. Voces originales: Edward Asner, Christopher Plummer, Jordan Nagai y Delroy Lindo. Fotografía: Patrick Lin. EE UU, 2009. Duración: 100 minutos. Animación. Viajamos de la aventura épica del explorador que se pierde en la jungla para buscar los huesos de un pájaro prehistórico a la mirada atónita, embobada, de un niño que sueña con emular a su ídolo. «Up» cuenta la historia de cómo esa mirada intenta reconciliarse con el sueño infantil para descubrir finalmente que lo importante es quién mira, no quién es admirado. Es una vieja historia: el camino de aprendizaje de los héroes de la Disney (y la Pixar). Lo que resulta nuevo es que ese camino lo emprende un anciano: la melancolía que imprime esa radical elección de personaje por parte de Docter y Peterson se materializa en un «tour de force» de cuatro minutos de duración que necesita un vals y mucha, mucha poesía para concentrar la verdad de toda una vida de amor y frustración que te pone el corazón en un puño. El viaje del viejo Carl y su nuevo amigo, un «boy-scout» con aspecto de balón de fútbol, es tan quimérico como el de cualquiera de los locos que pueblan el cine de Werner Herzog o como el de otro viejo testarudo, el Richard Farnsworth de «Una historia verdadera». No se puede calificar de otra manera a quien visita el edén con la casa literalmente a cuestas, colgada de un racimo de globos a cuál más rojo, verde o azul. A la preciosa concepción visual de «Up» tiene que añadírsele el ingenio del diseño de personajes –esos perros que hablan con voz de helio o esa ave del paraíso tan deudora del Correcaminos– y la solidez del itinerario moral de Carl. Lo repetimos una vez al año: después de las extraordinarias «Ratatouille» y «Wall-E», «Up» confirma a la Pixar como la factoría de genios con menos margen de error del cine actual.