«No nos dejaban ni dormir por la noche. Una vez incluso la amenazó con un cuchillo», recordaba uno de ellos. Dos de los hijos del matrimonio se acercaron ayer a visitar a sus padres. Llamaron a la puerta y el padre les abrió «tranquilo». Preguntaron por su madre y Carlos les contestó que no iban a verla. Los hijos revisaron cada habitación de la casa y finalmente encontraron el cadáver de su madre. Eran alrededor de las tres y media de la tarde. Cuando la Policía se personó en el número 3 de la calle Retablo de Alcorcón. Detuvieron a Carlos como presunto asesino de su esposa. Mario, uno de los hijos de la pareja piensa que lo sucedido podía haberse evitado. En declaraciones a Efe, este joven explicó que aunque Hortensia había denunciado a su marido en varias ocasiones y distintas provincias -la pareja era originaria de Zamora- la mujer siempre terminaba retirando los cargos contra el que había sido su marido durante 47 años «por miedo y por cariño». Mario cree que su madre podía llevar muerta desde el pasado lunes. Ese día, Carlos organizó tal revuelo en el descansillo de su casa que fue trasladado a un centro sanitario donde permaneció varias horas. El hijo de la víctima calcula que al volver su padre pudo materializar el crimen. En cambio varios vecinos aseguran que ayer mismo oyeron discutir al matrimonio. Al parecer, la salud mental de Hortensia no era del todo perfecta. No era raro verla salir a la calle despeinada y mal vestida. «Iba con un calcetín puesto de una manera y con un aspecto descuidado. Tenía problemas nerviosos. Estaba enferma». Es por eso por lo que los vecinos no entienden que los servicios sociales no actuasen. Incluso aseguran haber insistido a los hijos, dos de ellos mellizos y dueños de una autoescuela, para que la trasladasen a un centro psiquiátrico. Esos mismos compañeros de descansillo creen que los hijos no se ponían de acuerdo en este aspecto. Ayer ya daba igual. Hortensia estaba muerta y su marido detenido por haberla, presuntamente, asfixiado.