Cambios en el PP
«Un nuevo experimento» por Sergio Alonso
El Ministerio de Sanidad ha quedado herido de muerte y a partir de ahora sólo le resta prolongar los estertores hasta su desaparición definitiva. El golpe de gracia, la estocada mortal, la puntilla certera a tan dilatada y en ocasiones gloriosa historia viene de la mano de Zapatero y su última crisis gubernamental. Aunque mantenga su nombre por aquello de salvar las apariencias y de guardar las formas, nadie espere ya del Paseo del Prado un largo recorrido en asuntos espinosos como las especialidades médicas, las políticas farmacéuticas o la cohesión de los desajustes autonómicos. Lo sanitario no vende. Así se entiende en Moncloa, que prefiere un ministerio «social», capaz de proyectar a la opinión pública una imagen de diligencia en materias como las familias, la dependencia o los menores, pese a que detrás no haya realidad que la sustente, y menos en tiempos de crisis, que otro beligerante que se enfrente a las autonomías por meterlas en cintura en asuntos farragosos como las prestaciones, los centros de excelencia o los problemas idiomáticos por los que atraviesan médicos y enfermeras en los feudos nacionalistas. Para completar este giro copernicano, el presidente ha prescindido de Soria, cuyo gris perfil no encajaba, y ha optado por Trinidad Jiménez. Esperemos que no le pase como a Aznar, cuyo experimento «Celia Villalobos» terminó en un rotundo fracaso.
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