Cantabria

Un palacio del siglo XIX junto al río Asón

Un palacio del siglo XIX junto al río Asón
Un palacio del siglo XIX junto al río Asónlarazon

Allá donde miremos, un verde intenso viste cada prado. Estamos en plena naturaleza, en la rica y fértil Cantabria. A poco menos de 10 kilómetros de la costa, la localidad de Limpias se alza como el recoveco perfecto para aquellos que buscan dejar atrás el estrés con la única compañía del canto de los pájaros o del soniquete del río Asón. La misión no resulta imposible. De hecho, es una realidad en el Parador de Limpias. El alojamiento de cuatro estrellas ocupa el antiguo Palacio Eguilor, una edificación mandada construir por el Conde de Albos, ministro de Hacienda en el Gobierno de Sagasta, que sirvió como centro de algunos consejos de ministros en la época de Alfonso XIII. Ubicado en la finca de El Castañar, de 50.000 metros cuadrados, el Palacio, de estilo rústico, es un claro ejemplo del modernismo imperante en la época: un cubo con cuatro pseudotorres en las esquinas llama la atención del viajero, mientras que los grandes balcones y una amplia portalada le hacen soñar con lo que le espera dentro. Una vez en el interior, la decoración que da la bienvenida entre las cuatro paredes principales nos trasladan a principios del siglo XIX, gracias a colores alegres como el verde y el rojo y los objetos Art Decó. Estancias con mirador Llegado el momento de descansar, las habitaciones del Parador -abierto desde febrero de 2004- sorprenden por su gran riqueza de detalles. Muebles de madera de castaño con aspecto actual comparten protagonismo con cabeceros de madera tallada en formas inspiradas en la naturaleza y textiles en alegres colores. Pero la verdadera «joya de la corona» de la habitación está en el mirador integrado en cada una de las estancias. Y no es para menos, pues permite contemplar unas idílicas vistas del bosque exterior. Las zonas comunes destacan por la recuperación del portalón de madera, pero fundamentalmente por la gran escalera central, una pieza de incalculable valor por sus dimensiones y su marcado carácter montañés. El vestíbulo da paso a un edificio de nueva construcción que alberga 48 de las 65 habitaciones del alojamiento -las demás están en el antiguo Palacio-, además de los dos restaurantes. Pero hay más, ya que el establecimiento se completa con un gimnasio, una piscina climatizada y una pista de padel al aire libre. Y ya que estamos aquí, bien merece la pena darse un homenaje en la mesa. La gastronomía cántabra no defrauda y el Parador es un estupendo espacio para comprobarlo. El cocido montañés, la marmita de pescado o los quesucos lebaniegos no pueden faltar. Tras el festín, el broche de oro lo pondrá un relajado paseo por los alrededores.