Uribe: «La derrota del terrorismo es la lucha por recuperar la libertad»

El presidente colombiano, Álvaro Uribe, no ha arrastrado las masas de fotógrafos que su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, durante su visita a Madrid, pero su mensaje ha sido contundente y firme. Y especialmente lo ha sido en dos problemas que afectan claramente a España: la droga y el terrorismo. Uribe recibía ayer de manos de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, y en presencia de Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias, el premio «Libertad Cortes de Cádiz» en reconocimiento por su labor en la lucha contra el terrorismo. En su discurso, el presidente colombiano analizó esas dos problemáticas, indefectiblemente unidas en su país, y reclamó «más ayuda eficaz de todo el mundo, especialmente de Europa, para poder combatir el narcotráfico», al que definió como el «enemigo» de las libertades. Al mismo tiempo, Uribe hizo un llamamiento a realizar una «gran reflexión contra el narcotráfico» para alejarse de un «debate equivocado». Según reflexionó, «se dice por parte de muchos que hay que legalizar la droga para poder eliminar la criminalidad en el negocio. Yo pienso que la droga está legalizada en la medida en que hay permisividad con el consumo». A continuación lanzó un mensaje de cierto reproche a las políticas sobre consumo de drogas en el mundo, al afirmar que no entiende que su país haga «esfuerzos inmensos en la lucha contra los cultivos, contra los precursores químicos, en la confiscación de la riqueza hecha con el dinero de la droga, en la extradición de narcotraficantes» y al mismo tiempo tenga que «soportar el flagelo del consumo» porque la legislación de Colombia y de muchas partes del mundo «son permisivas y no declaran ilegal el consumo». Como conclusión insistió en que «se combate el tráfico y la producción, pero hay libertad de consumo». El mandatario colombiano dedicó el premio a los «miles de soldados y policías mutilados» por las minas antipersonas en su país y a ese cincuenta por ciento de familias que ha sufrido «algún dolor, algún luto». Por ellos, por los ciudadanos colombianos, aseguró que su Gobierno se ha «propuesto la seguridad para todos los ciudadanos» porque «la derrota del terrorismo es la lucha por la recuperación de la libertad», una libertad «para los que defienden las tesis del Gobierno pero también para la oposición».La alcaldesa de Cádiz, por su parte, destacó que la labor de Uribe al frente de su Ejecutivo y de las Fuerzas Armadas colombianas «contribuye a la erradicación de la lacra del terrorismo con constancia, corazón grande y sin cesión a presiones, buscando conseguir la paz con firme determinación en defensa de los derechos y la libertad». Elogios al PríncipeEl mandatario iberoamericano tampoco quiso olvidar a la Familia Real en su discurso. En presencia de Don Felipe y Doña Letizia, Uribe destacó que «los Príncipes, siguiendo el ejemplo de los Reyes», han constituido «un gran apoyo para nuestra América». Colombia, aseguró, «ha sentido siempre la amistad y el apoyo del Príncipe desde su primera infancia; ahora lo tenemos como uno de los nuestros». A estos elogios también se unió Teófila Martí-nez, que resaltó la «voluntad integradora de la Corona y la vinculación fraterna del Rey en el progreso de esas sociedades».ANÁLISIS: Un discurso firme de un aliado fundamental en Iberoamérica- ¿Qué mensaje deja Uribe en su visita a España? –Lo primero, al ánimo a las empresas españolas a seguir invirtiendo en Colombia, uno de los países iberoamericanos con más potencial económico. Lo segundo, la importancia de la lucha global contra el terrorismo y el narcotráfico y la necesidad de apostar por la penalización del consumo de drogas. Uribe aprecia un error en que se persiga el narcotráfico y la producción de droga pero no esté castigado su consumo.- ¿Qué trascendencia tiene la presencia de Uribe en España?–Además de ser un símbolo en la lucha contra el terrorismo, es el presidente de uno de los países donde más inversión española hay. La mejora de las condiciones de seguridad en Colombia permite avistar un futuro próspero en el que España debe jugar un papel importante, económica y políticamente. Este futuro se presenta aún más halagüeño vistas las condiciones que se dan para las empresas en países «populistas».