Argentina
Zelaya espera que los golpistas cedan y aplaza su vuelta al país
BUENOS AIRES- Honduras espera a su depuesto presidente, Manuel Zelaya, dividida. Las manifestaciones a favor y en contra de su vuelta son la cara más visible de la polarización que vive el país tras el golpe de Estado. En la multitudinaria marcha que se realizó ayer en el Parque Central de Tegucigalpa los hondureños pedían que se arrestara a Manuel Zelaya Rosales si se atrevía a regresar al país al mismo tiempo que exigían el respeto a la soberanía rechazando la intromisión de gobiernos extranjeros. «Que no vuelva, que no vuelva», gritaban los manifestantes. «Democracia sí, comunismo no; nos libramos del yugo de Chávez, que lo arresten que lo arresten». En otra parte de la ciudad y a escasos metros de la Casa Presidencial, varios cientos de sindicalistas y miembros de organizaciones sociales colocaban de nuevo barricadas improvisadas, como el martes, mientras demandaban la vuelta al poder de «Mel». El Ejército, bien atrincherado en los alrededores de la Casa de Gobierno y armado con palos de madera, trozos de hierro y hasta patas de sillas de aluminio, dispersó a los manifestantes con rudeza, aunque no hubo, como el lunes, enfrentamientos cara a cara. Zelaya tenía previsto regresar a su país este jueves, pero finalmente demorará su retorno. El mandatario ha anunciado que retrasará su regreso después de la resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA), que ha dado a Tegucigalpa un plazo de 72 horas para restablecer en sus funciones al presidente depuesto. Además, lo hará escoltado por los mandatarios Cristina Fernán-dez de Kirchner, de Argentina, y Rafael Correa, de Ecuador; además del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y del titular de la Asamblea General de la ONU, Miguel d¿Escoto. Por su parte, el nuevo presidente hondureño, Roberto Micheletti, ha reiterado que si Zelaya regresa a Honduras será detenido de inmediato y que si atacan, el país cuenta con un Ejército de «siete millones y medio de militares», en referencia a que toda la población respondería militarmente con él. Mientras Zelaya continúa su gira diplomática para recabar apoyos, crece el aislamiento internacional del nuevo Gobierno hondureño. Primero en Managua, luego en la ONU y ayer en la OEA, el presidente depuesto viajó también a Panamá, para participar de la toma de posesión del empresario Ricardo Martinelli como nuevo presidente.
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